Que traslade realmente la intención de mi corazón lo que el Señor ha puesto en mí. Así que le voy a rogar que me acompañe ahora. Vamos a suplicarle al Señor que abra nuestro corazón, nuestros oídos, nuestra mente para recibir lo que Él tiene para nosotros. Amén.
Padre de amor, en el nombre de Jesús, es un gozo y una misericordia de parte tuya y un gozo de parte nuestro estar acá en este lugar, glorificar tu nombre y estar agradecidos porque tú te haces presente, Señor. Derramas de tu unción, derramas de tu favor, nos permites en unidad, en koinonía, estar recibiendo de ti lo que tú nos quieres dar hoy.
Te rogamos en el nombre de Jesús, Padre, que nuestro corazón esté receptivo, que nuestra mente esté abierta a lo que tú quieres decir por medio del Espíritu Santo, Señor, y que tú, Padre Santo, seas quien se manifiesta, quien deja caer su palabra preciosa. Así que en el nombre de Jesús te suplicamos, oh mi Dios, que nos regales de tu palabra santa.
En el nombre poderoso de Cristo Jesús, bendecimos, Padre Santo, a nuestras autoridades. En el nombre de Jesús, Padre Santo, en el nombre del Señor Jesús, te suplicamos que en donde estén, tú los llenes de tu favor, los llenes de tu gozo, los llenes de tu presencia, los llenes de salud, Señor. Glorifícate sobre cada uno de ellos. En el nombre poderoso de Cristo Jesús. Amén, amén y amén. Gloria a Dios. Gracias, Padre Santo.
Bueno, mis amados hermanos, yo quiero platicar con ustedes. Hoy es el día de la febrera. Es lunes familiar. Así que vamos a tratar de enfocar algunos pensamientos desde ese punto de vista. Así que ayúdenme, ayúdenme usted.
El libro de Deuteronomio es de por sí uno de los libros más familiares que existe. Le cuento, la palabra Deuteronomio significa "segunda ley". Porque no que haya una ley diferente a la primera, sino que se le estaba dando a la segunda generación, a la generación que no murió en el desierto. En el Sinaí se le dio la palabra, primera vez la ley a la generación que salió de Egipto. Pero por lo que usted ya sabe, todo ese problema de que no se animaron a entrar a la tierra prometida, ellos murieron en el desierto durante 40 años en ese trayecto.
Y en los llanos del Moab, antes de entrar a Canaán, Moisés les da por segunda vez la palabra de la ley a la siguiente generación, a los hijos de aquellos que murieron en el desierto. Entonces, de por sí ya estamos hablando de que hubo que repetirle la ley a los hijos, los papás no se la sabían enseñar. Así que cuando leemos Deuteronomio, debemos tener en mente esa situación. Es la enseñanza que le da como a los repitentes, de verdad, a los hijos, para que ellos graben en su corazón lo que no grabaron los papás.
Y en Deuteronomio 12:5 dice: "Buscaréis al Señor en el lugar que el Señor vuestro Dios escoja de todas vuestras tribus para poner allí su nombre, para su morada. Y allí vendréis. Allí van a buscar al Señor, donde él diga, no donde ustedes quieran, donde él diga".
Y la Biblia Latinoamericana dice ese mismo versículo: "Ustedes irán a buscar a Yahvé al lugar que él escoja entre todas las tribus para poner allí". Aquí hace una separación bien interesante. Dice "para poner allí su nombre y habitar en él". El Señor iba a poner en el tabernáculo, en el lugar donde lo colocaran. El tabernáculo iba a poner su nombre y iba a habitar en él. La habitación del Señor dentro del tabernáculo era que el arca del pacto estuviera allí. Tenía que estar el tabernáculo en un lugar específico que Dios dijera y además tenía que estar el arca. Allí era donde el Señor quería que el pueblo lo buscara.
Y mire cómo dice, qué bonito. La Biblia al día de Deuteronomio 12:7 dice: "Tú y tu familia harán fiesta allí delante de Jehová tu Dios y te regocijarás en todo lo que Él ha hecho por ti". Solo tú, solo tú tienes que venir al lugar que el Señor ha dispuesto, tú y tu familia.
Hermano y hermana, no es posible, no es bíblico que uno se quede y el otro se venga, que los hijos anden en otra cosa y los padres estén aquí. Bueno, hoy es día familiar. De acuerdo, hoy quedamos de que solo los padres deben venir a escuchar los temas familiares. Pero a buscar al Señor debe venirse en familia, tú y tu familia.
Si no, hermano, ¿qué pasa? Va a pasar lo mismo que les pasó a ellos en el desierto. Los padres tuvieron la ley y los hijos, ¿qué pasó? Se las tuvieron que volver a dar. Les tuvieron que volver a pasar el curso porque no la habían aprendido, porque no estaban en la edad de recibirla en el Sinaí. Tuvieron que recibirla en los llanos de Moab.
Nosotros, hermanos, tenemos la bendición de que tenemos varones, es decir, departamento de varones, departamento de damas, tenemos departamento de jóvenes, prejuveniles, jóvenes adultos, niños. Hermano, hay palabra, hay palabra. Entonces aquí se puede hacer que todos, tú y tu familia, vengan y hagan fiesta.
Y mira cómo lo dice. Esta es la palabra, esta es la versión estándar en inglés, traducida ya al español, y dice: "Y allí comeréis delante de Jehová vuestro Dios y os alegraréis vosotros y vuestras familias". Entonces, no es solo que vengamos a hacerle fiesta a él, sino que nos vamos a alegrar, nos vamos a gozar, nos vamos a disfrutar este momento precioso en familia, padres e hijos.
Hay promesa de que va a haber un cambio en la manera de trato entre los padres y los hijos por medio del espíritu de Elías. ¿Se recuerda? De los padres a los hijos y de los hijos a los padres. Entonces, este es el tiempo para que las familias se unan para buscar al Señor, para buscar al Señor en donde él quiere ser buscado, en el tabernáculo y en donde está la presencia de Dios.
En ese tiempo era el arca del pacto, era la presencia de Dios. Déjeme continuar. La palabra "alegrarse" o "regocijarse" es esta, regocijo o alegría. Y esta palabra nos ayuda a pensar que venir a la iglesia no es "ah, qué aburrido", "ah, qué madrugar", "ah, tan tarde, ya no va a haber bus", sino que venimos a gozarnos, a regocijarnos.
Usted viene a regocijarse con el Señor. Gloria a Dios, hermano. Enséñale también a sus hijos a que se regocijen. Enséñale a su amada, a su amado lo placentero que es venir a estar delante del Señor. Esto es un regocijo, es un gozo. Venimos a alimentarnos, a recibir bendición sobre bendición para ir creciendo de gloria en gloria. Y eso es samaj, es regocijarnos.
Ese mismo versículo en la Félix Torres Samad, mire cómo dice: "No haréis allí". Ah, perdón, dice en la Biblia de las Américas: "De ninguna manera haréis lo que hacemos aquí hoy". ¿Dónde aquí? Afuera del lugar en donde Dios quería que se reunieran. Cuando estaban en los llanos de Moab, mire lo que hacían: "De ninguna manera haréis lo que hacemos aquí hoy, que cada cual hace lo que le parece bien a sus propios ojos".
De ninguna manera vamos a adorar, vamos a buscar al Señor como nosotros querramos. No es así la cosa. La cosa tiene un orden. El buscar al Señor tiene un orden. Dice ahora sí en la Félix Torres Samad: "No haréis allí lo que hacéis aquí". No haréis allí lo que aquí hacemos hoy nosotros. Cada cual lo que bien le parece, cada cual lo que bien le parece, cada uno haciendo su propia forma de buscar a Dios.
"Ah, es que yo busco a Dios a mi manera", dicen algunos. "Yo a mí no mucho me parece ir muy seguido, a mí no me gusta congregarme porque solo problemas hay ahí con los hermanos. Yo prefiero mejor en casita, desde lejos". No, es así. Vamos a buscar a Dios en donde Él quiere ser buscado, en donde está su presencia, no donde hacemos lo que a cada cual bien le parece.
Y esa expresión, se recuerda que también es en el libro de los jueces, cada quien hacía como bien le parecía. Y eso ya era adentro de Canaán. En el tiempo de los jueces dice que cada quien hacía lo que creía que estaba bien. ¿Qué pasó? Otra vez se perdió el conocimiento de la forma como Dios quería ser adorado, el lugar donde Él quería que le hicieran fiesta.
A Faraón le dijeron: "Queremos ir al desierto a hacerle fiesta a nuestro Dios". Pero ahora ya no, ahora ya no se hace fiesta en el desierto, ahora se hace fiesta en el lugar donde Él se va a presentar. Sigamos leyendo un poquito. Dice esta otra versión que se llama: "No haréis allí las cosas que hacemos aquí hoy, cada hombre lo que bien le parezca".
Ahí vamos ya centrando un poquito más la autoridad de quien tiene que tomar las decisiones en el hogar. Fíjese que en la King James, que tiene números de Strong, dice: "No haréis como todo lo que hacemos aquí hoy, cada hombre lo que bien le parece". Pero ahí ya pone que no es un hombre Adam, no es cualquier humano, sino ya es un Ish, un espíritu, un esposo.
El que tiene la autoridad y tiene que buscar a Dios en la forma como él quiere ser buscado, tiene que ser el varón de la casa. Fíjese, el Ish. Hermano, pero hay casas que no tienen Ish. Pues entonces la Isha tiene que tomar la autoridad de la casa y llevar a su familia a buscar a Dios. Pero en las casas en donde hay Ish, en donde hay esposo, en donde hay un varón de autoridad, que es lo que significa Ish, que es la estatura de hombre, que quiere decir Ish, él es el responsable de hacer que su familia se goce, se regocije, de buscar a Dios.
Mire, hermano y hermana, tristemente, tristemente es muy extendida la idea de que yo voy a estar trabajando entonces para poder proveer. Mi esposa y los hijos que vayan, yo no, no es así. La cosa no es así. El Ish, el varón, y se los estoy diciendo a ustedes que si están aquí, pero para que también oigan los que no están aquí, que lo están viendo por la tele, que lo están escuchando en la radio, si es que estamos en ese medio también.
Y por si alguno en algún momento tiene oportunidad de escuchar en diferido este mensaje, le digo: usted es el varón de la casa. Usted tiene la responsabilidad porque dice: "Tú y tu familia". Ese "tú" es el varón de la casa, es el Ish, es el responsable ante los ojos de Dios de toda la casa. Alguien dijo: "Yo y mi casa serviremos". Tomó una decisión por él y por su casa. ¿Quién fue? José. Exactamente.
Ustedes miren qué hacen. Si ustedes no quieren servir al Señor, quieren servir a los baales, ahí a ustedes. Pero yo, cabeza, y mi casa serviremos a Jehová. Lo vamos a buscar. ¿Y dónde lo vamos a buscar? En donde él habita, en el tabernáculo y donde está el arca del pacto, porque esa era la presencia. En ese momento, el arca del pacto era la presencia manifiesta de Dios.
En el tiempo del que estamos hablando, en el siguiente versículo, Deuteronomio 12:9 dice: "Porque todavía no habéis llegado al lugar de reposo y a la heredad que el Señor vuestro Dios os da". Ellos estaban en los llanos del Moab y tenían que entrar a Canaán, atravesar el Jordán y ya entrar a recibir su heredad y su lugar de reposo.
¿Y usted, hermano? ¿Ya recibió su reposo? Ah, qué pregunta más difícil, ¿no? Mire, nos han enseñado que el reposo es un tiempo, pero aquí también resulta que el reposo es un lugar. Usted no se siente reposado cuando viene aquí, no se goza, tiene paz. Ese es el lugar de reposo nuestro. Cuando usted viene aquí, a mí no me importa todos los problemas que tuve en el día, aquí respiro, aquí como que más fresco, como que ¡ah!, viene una brisa suave, deliciosa, en el nombre de Jesús.
Y además, fíjese cómo dice al final, cómo lo dice. Y el versículo de abajo se lo va a confirmar porque dice: "Todavía no habéis llegado al lugar de reposo y a la heredad que el Señor vuestro Dios os da". Presente, no has llegado, pero la heredad ahí está, ya está lista. El lugar de reposo ya está listo.
Y mire cómo lo dice la versión estándar en inglés: "Porque aún no habéis llegado al reposo y a la herencia que Jehová vuestro Dios os está dando". Ese es un continuo. A ti te están dando heredad, a ti te están dando heredad, a ti te están dando reposo. Ya te lo están dando. De ti depende si vas a llegar, si ya estás llegando.
¿Qué tan adelantado vas? No mucho quería hablar de las olimpiadas, pero te voy a poner el ejemplo de la maratón. Unos van más adelante y otros atrás. Y hay una meta, pues 42 kilómetros y no sé cuánto. Y a unos les tarda, ¿qué? Tres horas en llegar y otros ni llegan más, pero otros como seis. Entonces, todavía no han llegado a recibir lo que Dios ya les está preparando, lo que Dios ya les tiene listo. Pero ahí está, está listo.
Si tú perseveras en buscar el lugar de reposo, ahí está tu heredad. Pero hermano, dice la Biblia que la heredad es para cuando se muere el testador. Pues el papá del pródigo no se había muerto y le dio su heredad. Y representa al Señor. El Señor ya nos está dando, ya nos está dando bendición sobre bendición. Y ahí están las bendiciones, pero Él quiere que lo busques en el lugar en donde está su presencia.
Esto de que os alegraréis no se puede, no solo lo dice en el versículo que ya leímos, sino dos veces más en el capítulo doce. Mire, en el 12:12 dice: "Y os alegraréis". Pero mire, ¿dónde? "En presencia del Señor vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos y vuestras hijas os alegraréis". ¿Dónde vas a alegrarte? En la presencia de Jehová.
Si tienes, si vinieras a un... Bueno, aquí no, pues, porque bendito sea el Señor, la presencia del Señor se manifiesta, se manifiesta poderosamente en todos los servicios. Gloria a Dios. Pero hay lugares en donde en realidad hay templos, hay sillas, tal vez hay música, tal vez hay personas que llegan, una iglesia, un tabernáculo, digámoslo así, pero no está la presencia del Señor. Ahí no se alegran, ahí no se pueden alegrar, no pueden sentir esa delicia preciosa de la presencia del Señor.
Nos alegraremos en presencia del Señor nuestro Dios. Y en el versículo 18 también lo dice, hablando de cuando llevaban las ofrendas, ofrendas voluntarias que se comían delante del Señor. Dice: "Lo comerás en presencia del Señor tu Dios, en el lugar que el Señor tu Dios escoja, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva". Y aún meten a los levitas, ¿verdad?, que vivían dentro de las puertas de las ciudades. Y dice de nuevo: "Te alegrarás en presencia del Señor tu Dios de toda la obra de Dios, de tus manos, de todo tu trabajo".
Mira, hermano, cuando nosotros empezamos a ver esto de este modo, que aquí es para venir a alegrarse, para venir a gozarse, para venir a presentar la obra de nuestras manos, yo le digo una cosa. Tal vez, perdóneme, perdóneme si me equivoco, pero tal vez deberían de haber más papelitos que digan "Gracias Dios", "Gracias papá", no tantas peticiones. No estoy en contra de las peticiones, entiendo la necesidad del pueblo y he orado también por ello. Tenemos oración todas las mañanas, la mayoría de mañanas, oraciones por las necesidades del pueblo.
Pero también, hermano, que se vea esa alegría, ese gozo de estar resistiendo la oportunidad de buscar y encontrar al Señor, alimentarnos, ofrendar, alabar en la presencia del Señor. En la presencia del Señor.
En primera de Samuel, capítulo 2, versículo 1 dice: "Entonces Ana oró y dijo". Este es el cántico de Ana, ¿verdad? "Mi corazón se regocija en el Señor, mi fortaleza en el Señor se exalta. Mi boca sin temor habla contra mis enemigos, por cuanto", y esta es la palabrita aquella que dijimos, samaj, "por cuanto me regocijo en tu salvación".
Y ahí la cosa ya empezó a cambiar. Mire desde donde, ahí ya no es el arca del pacto. La palabra salvación, ¿sabe cuál es? Yeshua. Entonces, ahora ya no nos regocijamos en el arca del pacto, ahora ya no nos regocijamos en el tabernáculo ese de Moisés, ni siquiera en el templo de Salomón, sino que nuestro corazón se regocija en Yeshua, en Jesucristo.
Y este es un cántico profético de Ana porque Ana todavía estaba en el tiempo de ese tabernáculo, pero ella ya está diciendo: "Yo me regocijo en Jesucristo". Porque Yeshua es la palabra para decir Jesús, que es salvación. Entonces, ¿en quién nos regocijamos nosotros, hermanos? En Jesucristo. Y Jesucristo es la presencia manifiesta de Dios en la tierra. Esa presencia manifiesta es esa presencia manifiesta de Dios en la tierra frente a quien nosotros nos alegramos y nos regocijamos y comemos y alabamos y bendecimos su nombre.
Así que, hermano, aquí no hay arca del pacto. Claro que no hay arca del pacto como la que había en ese templo de Moisés, pero sí hay presencia manifiesta del Señor. Si se puede, usted gozar, si puede alegrarse, si puede danzar delante de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Y por eso, en primera de crónicas 16:10, en otro cántico, que es el primer salmo que David le entregó a Asaf para que fuera cantado delante del arca, cuando ya estaba en la ciudad de David, en Jerusalén, dice: "Gloriaos en su santo nombre, alégrese el corazón de quiénes? De los que buscan al Señor". Alégrese el corazón de los que buscan al Señor.
¿Por qué se podían alegrar? Porque ahí estaba el arca del pacto en Jerusalén. Pero si usted se recuerda, ese arca se había perdido. Ese arca había sido capturada por los filisteos en el tiempo de Elí, en el tiempo antes de que empezaran los reyes de Israel. Tuvieron una batalla, los filisteos contra los israelitas, y los filisteos vencieron. Los filisteos ganaron.
Y entonces, más adelante tengo algún versículo al respecto y tal vez mejor me lo como. Y dijeron los ancianos: "Vamos a traer el arca. Si tenemos el arca, que es la presencia de Dios, les vamos a ganar a los filisteos". Que si perdieron otra vez porque esa no era la manera de pelear. Esa no era la manera de pelear.
Y entonces los filisteos tomaron el arca y se la llevaron. Empezaron a tener problemas en sus ciudades y la tuvieron que devolver. Entonces, hasta el tiempo del rey David fue recuperada ese arca para ponerla en la ciudad de David, para ponerla en una tiendita que le preparó David junto a su casa.
En primera de crónicas 15:29 es cuando está entrando David con el arca en Jerusalén y la va a meter a esa tiendita que preparó. Y dice: "Y sucedió que cuando el arca del pacto del Señor entró en la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, que era esposa de David, miró por la ventana y vio al rey David saltando y regocijándose y lo despreció en su corazón".
En primera de Samuel, capítulo 6, perdón, segunda de Samuel, capítulo 6, está un sucedáneo de este mismo que explica esta misma escena y dice: "Menospreció". Pero aquí dice: "Despreció". Una vez lo ninguneó, como dicen, lo hizo basura, lo vio como mal, como inútil completamente y dijo: "Yo te desprecio porque estás brincando, regocijándote delante del arca".
Imagínese, ¿quién era Mical? La hija de Saúl. Entonces David le dijo a Mical lo siguiente. Aquí me estoy preguntando si David le dijo a Mical lo siguiente. Estoy pasando a segunda de Samuel 6:21 y le dijo: "Eso fue, eso que hice fue delante del Señor". Porque era delante del arca.
No le importaba que lo vieran brincando, saltando como loco, porque así es como debemos glorificar el nombre de Dios los que estamos en su presencia, en presencia de Jesucristo. De ese gusto, gócese cuando usted esté delante del Señor. Alégrese. Amén.
Eso fue delante del Señor que me escogió en preferencia a tu padre. Pero mire esto, y aquí, hacia aquí lo quiero llevar. En presencia de, perdón, me escogió en preferencia a tu padre y a toda su casa para constituirme por príncipe sobre el pueblo del Señor, sobre Israel. Por tanto, lo celebraré delante del Señor.
Saúl fue quitado y toda su casa. Dice ahí usted. Entonces, no es solo problema de Saúl el que hizo que Mical menospreciara a su esposo, a su cabeza, a su Ish y a su rey. Problema que viene de toda la casa de Saúl.
Y entonces yo le quiero decir que Mical necesitaba soltarse de los lazos de sus ancestros, soltarse de los lazos de Saúl, de todos los anteriores. ¿Y cómo hacemos para saber quiénes eran los anteriores? ¿Quién era el papá de Saúl? ¿Se reúne? ¿Se recuerda? Pues dice: "Saúl, hijo de Cis". Pero fíjese que en primera de Samuel, capítulo 9, describe seis generaciones hasta llegar a Saúl. Seis generaciones.
Voy a tratar de llevarlo a esto en lo que el Señor me permita. Estos versículos, pues, nos los vamos a ahorrar porque es cuando es tomada el arca. Y solo le quería hacer mención de que cuando fue tomada el arca por los filisteos, entonces en el tiempo de Samuel, el arca y de Elí, el tabernáculo se quedó en un lugar que se llamaba Silo. O Silo significa reposo o tranquilidad, pero ya no tenía el arca, no tenía la presencia.
Y así la tuvieron. Y después de que perdieron ellos el arca con los filisteos, pero todo el reinado de Saúl, el tabernáculo estuvo en un lugar que se llamaba Nob, pero no tuvo el arca, no tenía la presencia de Dios. Todo el reinado de Saúl no tenían la presencia de Dios porque el arca había sido recuperada de los filisteos, pero había sido llevada a un pueblo que se llamaba Kiriat Jearim. Y ahí le estaban cuidando los levitas.
Por un lado andaba el arca y por el otro el tabernáculo. Entonces iban al tabernáculo de Nob y no encontraban la presencia de Dios. ¿Cómo podían alegrarse como familia? No podían. Ahí estaba el arca, perdón, el tabernáculo. Ahí estaba la construcción, ahí estaban, bueno, el atrio, el lugar santo y el lugar santo, pero vacío, sin presencia.
Y todos esos 42 años del reino de Saúl, Saúl hizo lo que bien le parecía porque no se preocupó de ir a traer el arca. ¿Se imagina? Empezando por ahí, no tenía la presencia de Dios. Saúl, el padre de Mical, no tenía el rey de Israel, no tenía la presencia de Dios con él.
En Samuel 9:1 que le estaba contando dice: "Había un hombre de Benjamín que se llamaba Cis". Mire, pues, Cis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un Benjamita, un hombre poderoso e influyente. Y tenía un hijo que se llamaba Saúl. Hay seis generaciones anteriores a Saúl que sería la séptima generación sobre Mical, la que había menospreciado al rey.
¿Habrán hecho todas esas generaciones para que Mical despreciara a su esposo? ¿Qué habrán hecho? Dejemos a Mical un poquito, pongamos a Saúl. ¿Qué hicieron las generaciones anteriores a Saúl para que Saúl fuera tan terrible, envidioso, iracundo, loco, endemoniado? ¿Qué puertas había abiertas en esa familia, hermanos? ¿Qué puertas?
Aquí se los puse un poquito en un cuadro y les puse solo los nombres y su significado. No nos va a dar tiempo de estudiar detalladamente a cada uno, pero miren esas bellezas. Para empezar, el nombre de Saúl. Imagínese que usted viene: "Ay, me nació mi hijito varón, qué bonito, le voy a poner Saúl", que quiere decir "deseado". Ah, qué bonito suena, pero ese nombre también significa "sepulcro" y significa "muerte".
"Muerte, vení, ya está la comida". Renuncio, renuncio. Sepulcro, sepulcro. No, no, no, hermano. Uno tiene que tener mucho cuidado. Pero mire cómo se llamaba el papá. Cis quiere decir "lazo", "trampa" o "tramposo". Y dice la palabra que tenemos que hacer sin doblez. A David lo seguían los hombres sin doblez.
Doblez es irse para un lado. Es así como que quiero y no quiero. Como que de frente te digo una cosa y por la espalda te digo otra. Ese era el papá y el abuelo de Saúl. Se imagina esa dulzura. También hay buenas cosas entre los ancestros. Hay que rescatar. Que aquí estoy poniendo el padre de Saúl, el abuelo de Saúl.
El abuelo de Saúl se llamaba Abiel, que es "Dios es mi padre". Vaya, pues, bendito sea Dios. Había uno en la familia que medio la defendía, pero ya se imagina al abuelito diciendo: "Mira, Cis, por favor llévate al nene a la iglesia, no estés perdiendo el tiempo porque Dios es mi padre". No charas, yo lo enlazo y no va. Y allí hay problemas.
A veces en las generaciones anteriores, unas quieren de Dios y otras no mucho quieren de Dios. Mira, el bisabuelo, raíz que estrecha o ata. Otro lazo, otro lacito por ahí. Tratar con enemistad, tratar con hostilidad. ¿Y cómo trataba Saúl a David? Ahí sí que cabal, así como le enseñó su bisabuelo. Solo el nombre, solo con el nombre, porque usted se ha dado cuenta que los nombres representan algo.
¿Qué significaba? Necio, bravo, feo. ¿Y cómo se portaba? Así. Entonces podemos deducir que estos nombres representan la forma como estas personas eran. El bisabuelo que se llamaba Ceror es el que le digo que era enemistad, hostilidad. El tatarabuelo que era Becorat, primogénito, el primero. Ser primogénito, buenísimo, pero los primogénitos a veces son bien, bien egoístas cuando nace un segundo.
Porque para llamarle el primero es porque va a haber un segundo. Si no, solo se le dice el hijo y punto. Pero si ya se le dice, él es el primero, es porque ya hay un segundo. No le prestan nada. Mira, vamos a agarrar tu bici, que es el primero. Ya no, te quedas y se la vamos a dar a tu hermanito. Y se ponen bien contentos. ¿Sí? ¿Quién era el primogénito? Caín o Abel. ¿Y cómo trató Abel?
Entonces, esto del primogénito hay que verlo con mucho cuidado. Nosotros pertenecemos a la congregación de los primogénitos. ¡Aleluya! Y gloria a Dios. Pero, y el Señor es el primogénito entre muchos hermanos. ¡Aleluya! Y gloria a Dios. ¡Aleluya! Pero él no es así. Él hasta su sangre nos dio. Pero los primogénitos, o díganme, hermanos, los que tienen así más de un hijo, no se les ponía meros el osito el primero cuando ustedes tenían que cuidar al segundo.
Ah, se ponen meros cardíacos. Entonces, tiene su cosita ahí, su detalle los primogénitos. Luego viene esta palabra, yo ni la conocía, tuve que ir a buscarla. La siguiente generación se llama trasbisabuelo y trasbisabuelo era afía, que es oratoria, habla, soplo. Y dice la palabra que en el mucho hablar hay mucho pecado.
Entonces, cada vez que abría la boca a Saúl, hermano, hacía unas barrabasadas y decía unas cosas tremendas. Y la siguiente generación se dice rebisabuelo. El rebisabuelo dice que era un hombre poderoso e influyente. Suena bonito, un Iish-Gibor-Chayil. Pero sabe que más o menos calculo yo que este hombre estaba viviendo en Guivea, que era la ciudad donde vivieron todos estos señores en el tiempo en el que aquel levita descuartizó a su concubina porque en Guivea la maltrataron. ¿Se recuerdan? Ese pasaje es terrible.
Y si él era un hombre poderoso e influyente, no me sorprendería que o estuvo en el asunto o fue de los que defendió a los que estuvieron en el asunto porque él era poderoso e influyente. Esta era la familita que hizo que Mical menospreciara a David. La familita que hizo que Saúl fuera un problema.
Sabe que es tremendo que Saúl y nosotros tenemos algunos parecidos. Tengo cinco minutos para decirle en qué se parece usted a Saúl. Y yo también, tranquilo, yo también. También mire lo que dice primera de Samuel 16. Cuando Samuel está profetizando a Saúl, le dice: "Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder y profetizarás con ellos y serás mudado en otro hombre".
Usted ya dejó el hombre viejo, entonces ya fue mudado en otro hombre, igual que Saúl. Fíjese, y también en el 10:9 dice: "Y sucedió que cuando él volvió la espalda para dejar a Samuel, Dios le cambió el corazón". ¿Por qué? Y todas aquellas señales le acontecieron en aquel día.
Usted es igual ahorita como era antes. Su corazón es igual antes de recibir al Señor. El Señor dijo que cambiaría nuestro corazón de piedra en un corazón sensible, un corazón de carne. Entonces se parece usted también a Saúl en eso. Le dieron el ser una nueva criatura, un nuevo hombre y le dieron un nuevo corazón.
Entonces, ¿qué pasó? ¿Por qué este hombre que encima también tenía el Espíritu de Dios sobre él, profetizaba? Los hermanos que profetizaron, les cuento que Saúl también dice en el 10:10: "Cuando llegaron allá a la colina, y aquí un grupo de profetas salió a su encuentro y el Espíritu de Dios vino sobre él con gran poder".
Fíjese, Dios, yo sentí el poder de Dios en las profecías de hoy. ¿Usted no? Sí, ¿verdad? Entonces, híjole, Saúl tenía cosas muy buenas de parte de Dios a pesar de que no tenía el arca del pacto.
Y entonces, ¿qué pasó? Mire lo que pasó, que le prestó oído. ¿Qué? Tres minutos. Le prestó oído a las voces de los que estaban a su alrededor y no a la voz de Dios. Porque como no estaba en la presencia de Dios, a pesar de que Dios le dio todas esas bendiciones, le mudó el corazón, lo mudó en nuevo hombre, le daba del Espíritu, él...
Mire lo que pasó. Después de que profetizó, sucedió que cuando todos los que le conocían de antes vieron que ahora profetizaba con los profetas, los del pueblo se decían unos a otros: "¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis?" Ni siquiera le dijeron por su nombre, sino por su ascendencia.
¿Qué le sucedió al hijo del lazo? ¿Qué le sucedió al enlazado, al que estaba en trampa? ¿Qué le sucedió? Está Saúl también entre los profetas. Y Saúl oyó eso, fíjese, y dijo: "No, de plano que yo no merezco eso, no merezco estar entre los profetas. Voy a agarrar mi lazo y me lo voy a volver a atar, voy a volver a amarrar, me voy a volver a amarrar a mi papá porque soy el hijo de Cis".
Y un hombre de allí, de ese lugar, respondió y dijo: "¿Y quién es el padre de ellos?", hablando de los profetas. Entonces hacía una salvedad. Los profetas tienen un padre, pero Saúl tiene otro. Saúl es hijo de Cis, es hijo del tramposo, es hijo del lazo. Su que era bisabuelo, creo, era raíz que ata.
Y Saúl lo oyó y ese dicho se hizo popular. Saúl en medio de los profetas. Pero si Saúl es el hijo de Cis, Saúl es un gacho. Y él lo oyó y dijo: "No, sí, bueno, me voy a poner mi cadena, pues me voy a enlazar a mi familia, me voy a enlazar a lo que toda mi familia era".
Y entonces todo su reinado, cuando salió del trance profético y regresó a su casa, regresó a Guivea o Guivea, volvió a ser el mismo que era antes. Levantó al viejo hombre, volvió a endurecer su corazón. Y nosotros, hermanos, tenemos que ser que también hemos sido mudados en el corazón.
Medio minuto. Nosotros que también hemos sido mudados en el corazón, que hemos sido cambiados en otro hombre, en otra mujer, en Cristo Jesús, sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres. No dejes que te vuelvan a atar. Suéltate del lazo del enemigo que te ha hecho que te dice: "Pero si tú eras un bolo, tus papás eran ladronotes, a ellos hasta estuvieron en el...".
Te iba a decir, pero bueno, estuvieron en un puesto en donde no actuaron adecuadamente. Dejémoslo así. Y entonces, hermano, yo te digo: no te dejes enlazar porque ya fuiste rescatado de la vana manera de vivir heredada de tus ancestros.
Ni conoces tal vez la vida de tus bisabuelos para atrás, los trasabuelos y todo eso que les conté. Me quedo el... ¿cómo se dice? Lo vamos a ver después. Pero si te digo, ya te rescataron de esa manera de vivir, no te vuelvas a enlazar. No permitas que el escuchar a los que te conocían te vuelva a enlazar.
Y si tú estás enlazado con algo que te dijeron que no te puedes quitar o sientes todavía esa amargura y esa carga porque tus papás, tus abuelos hicieron algo inadecuado, algo indebido, hubo asesinatos, suicidios, estuvieron en el Federico Mora, por decirte ejemplos. Hermano, no te vuelvas a dejar enlazar.
Yo te voy a suplicar un favor. Si tú sientes carga en tu corazón por un lazo familiar, vente aquí rapidito. Vente aquí rapidito. Vamos a orar, vamos a desatar ese lazo rapidito en el nombre de Jesús. No tengas pena, todos tenemos ancestros, todos tenemos ancestros. Todos ya fuimos rescatados de la vana manera de vivir.
Pero a veces hacemos las de Saúl, nos dejamos enlazar. En el nombre de Jesús, yo te ruego que sueltes ese lazo. Eres libre porque ya has sido rescatado de la vana manera de vivir. En el nombre de Jesús. Si tus padres, tus abuelos hicieron algo indebido, indecoroso, vergonzoso, qué sé yo, murieron por alcoholismo, se fueron y te abandonaron y te sientes humillado por tus ancestros, sientes que tu vida no puedes soltar eso.
En el nombre de Jesús, hoy toma autoridad delegada de nuestro apóstol que me permitió estar aquí hoy y te desato en el nombre de Jesús. Rompo toda atadura, rompo toda cadena en el nombre de Jesús. Tú estás en la presencia del Señor para estar haciéndole fiesta y no puedes hacer fiesta en amargura, fiesta en tristeza.
En el nombre de Jesús, te declaro desatado, libre, bendito de Dios. Puedes gozarte cuando vengas a la casa de tu Señor porque tú tienes tabernáculo con presencia de Dios. En el nombre de Jesús, glorifica a tu Señor. Eres el libre de tus ancestros, has sido rescatado y di conmigo: "No recibo, no recibo, no recibo señalamiento de mis ancestros como culpa de mi vida. Mi Señor Jesús ya me cambió de muerte a vida, tengo una nueva identidad y he recibido el espíritu de adopción".
En el nombre de Jesús, glorifica el nombre de tu Padre Celestial. Gloria a ti, Señor, por lo bueno que eres y por todo lo que haces. Libra a tu pueblo de toda culpa, Señor, para que ellos no vayan a trasladar todo esto a sus siguientes generaciones, Padre, como hizo Saúl.
En el nombre de Jesús, la gloria sea para ti, Señor, que estás en este lugar. Y en presencia tuya rechazamos todo lazo, toda trampa, toda atadura en el nombre poderoso de Jesús. La gloria es tuya, mi Dios. Aleluya. Si tú no conoces a Cristo Jesús como tu Señor, ven porque la presencia de Jesucristo, la presencia de Yeshua, el Salvador, te da regocijo. Ven y recibe a Cristo como tu Señor y Salvador y gózate en Él.
En el nombre poderoso de Jesús. Aleluya. La gloria es para ti, Papito. Aleluya. Amén, amén, amén, amén.