La justicia de Dios no depende de nuestros estándares humanos, sino que Él mismo define lo que es justo; aunque a veces nos cueste entender sus decisiones, debemos recordar que nuestra percepción de justicia está limitada y corrompida por el pecado, mientras que todo lo que Dios hace es justo simplemente porque Él es Dios. [11:48]
Romanos 9:14-16 (RVR1960)
¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Reflexión: ¿En qué área de tu vida te has sentido tentado a cuestionar la justicia de Dios? ¿Puedes hoy rendir esa inquietud y confiar en que Él es justo, aunque no lo entiendas completamente?
Dios extiende su misericordia a quien Él quiere, no porque esté obligado, sino por pura gracia; esto nos enseña que la salvación no es un derecho, sino un regalo inmerecido que depende únicamente de la voluntad y compasión de Dios. [16:26]
Éxodo 33:18-19 (RVR1960)
Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
Reflexión: ¿Cómo cambia tu actitud hacia Dios y hacia los demás el saber que la misericordia que has recibido no era un derecho, sino un regalo inmerecido?
La Biblia enseña que Dios es absolutamente soberano sobre todo, pero al mismo tiempo cada persona es responsable de sus decisiones y acciones; aunque estas dos verdades parecen estar en tensión, ambas son ciertas y nos llaman a confiar en Dios y a vivir con responsabilidad. [22:19]
Génesis 50:20 (RVR1960)
Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.
Reflexión: Piensa en una situación difícil que has vivido; ¿puedes identificar cómo tu responsabilidad y la soberanía de Dios han estado presentes en ese proceso?
Dios es glorificado no solo cuando muestra misericordia, sino también cuando ejecuta justicia; al contemplar la cruz, vemos la plenitud de su carácter: su amor, su gracia y su santidad, y esto nos debe llevar a la adoración y gratitud. [41:57]
Romanos 9:22-24 (RVR1960)
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?
Reflexión: ¿De qué manera la contemplación de la cruz y el carácter completo de Dios te mueve hoy a adorarle y agradecerle?
Dios nos ha hecho su pueblo, no por méritos propios ni por nacionalidad, sino por su gracia soberana; esto nos da identidad, pertenencia y propósito, y nos llama a responder con humildad, gratitud y a invitar a otros a la mesa. [48:42]
1 Pedro 2:9 (RVR1960)
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Reflexión: ¿A quién puedes invitar hoy a acercarse a la mesa de Dios, compartiendo con humildad y gratitud el regalo de la gracia que has recibido?
Hoy nos sumergimos en uno de los pasajes más profundos y desafiantes de la carta a los Romanos, explorando la soberanía de Dios, su justicia y la identidad de su pueblo. A través de la analogía de la mesa familiar, recordamos que la pregunta central no es solo quién está sentado en la mesa, sino por qué están ahí. Pablo, en Romanos 9, responde a las inquietudes de los judíos sobre la aparente exclusión de Israel y la inclusión de los gentiles, y nos lleva a confrontar preguntas difíciles: ¿Es Dios injusto? ¿Por qué inculpa a quienes no creen si Él es soberano?
La respuesta de la Escritura es clara y contundente: Dios no es injusto, porque todo lo que Él hace es justo por el simple hecho de que Él es Dios. Nuestra percepción de justicia está limitada y corrompida por el pecado, pero Dios es la fuente y el estándar de la verdadera justicia. La misericordia de Dios no es una obligación, sino un acto soberano y libre; no depende de nuestro esfuerzo, deseo o mérito, sino de su compasión. Así como un benefactor no está obligado a ayudar a nadie, Dios no está obligado a salvar a todos, y cuando lo hace, es pura misericordia.
El ejemplo de Faraón ilustra cómo Dios puede endurecer el corazón de alguien, no arbitrariamente, sino confirmando la dirección que esa persona ya ha elegido. Dios es paciente, da oportunidades, pero también permite que el ser humano siga su propio camino cuando persiste en rechazarle. Aquí se encuentran dos verdades paralelas: Dios es absolutamente soberano, y el ser humano es totalmente responsable de sus decisiones. No se trata de resolver la tensión entre ambas, sino de aceptarlas y vivir en esa realidad.
Estas verdades desafían nuestros ídolos del control, del mérito y de un Dios hecho a nuestra medida. Nos cuesta aceptar que no somos el centro, que no controlamos nuestro destino, y que Dios no se ajusta a nuestras expectativas. Sin embargo, la soberanía de Dios no es motivo de temor, sino de descanso, porque Él es bueno y usa su poder para bendecir a sus hijos. La cruz de Cristo es el mayor ejemplo: allí se encuentran la justicia y la misericordia de Dios, y allí vemos su gloria.
Finalmente, somos llamados a responder con humildad, gratitud, adoración, responsabilidad y misión. No estamos en la mesa por mérito propio, sino por la gracia soberana de Dios. Y si hoy creemos en Jesús, es porque Él nos ha llamado y abierto nuestros ojos. Por eso, invitamos a otros a la mesa, sabiendo que aún hay lugar, y descansamos en la certeza de que Dios cumple sus promesas y su palabra nunca falla.
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Por definición, ojo, por definición la misericordia no es obligada. Si no, no sería misericordia. Si Dios estuviera obligado a hacer algo con todo, sería una deuda. Sería un derecho, pero no sería misericordia. La misericordia por definición no es obligada. Y así que decir que la misericordia que Dios tiene sobre algunos es injusta es no entender. Es como decir Dios le debe misericordia a todos. Y eso simplemente no es así. Dios, ojo, no está obligado a salvar a nadie. Mucho menos a todos. Dios es libre de salvar a todos, de salvar a algunos o de salvar a ninguno. Él puede hacer lo que Él quiera porque Él es Dios. [00:14:11] (54 seconds) #MisericordiaNoObligada
Esto nos parece injusto porque hay una parte de nosotros que cree que es injusto condenar a alguien. Y lo que tenemos que entender es esto, no, no. La justicia de Dios demanda que todos sean condenados. Es injusto salvar a algunos porque significa vamos a interrumpir la justicia de Dios y a estos los vamos a escoger para darles lo que no se merecen, que es misericordia. Entonces Dios en su soberanía decide voy a tener misericordia de que yo quiera y voy a tener justicia con aquel que yo quiera. [00:16:26] (36 seconds) #SoberaníaYJusticia
Estas doctrinas, la doctrina de la soberanía de Dios, no es una doctrina para andar teniendo debates teológicos y para andar complicándonos la vida. Es una doctrina para que cuando el mundo se nos venga para abajo podamos decir, pero Dios es soberano. Yo confío en Él, Él tiene un plan. Me han hecho mal, he pecado, yo mismo he fallado, pero Dios lo va a usar todo para bien. Yo descanso en la soberanía de Dios. De eso se trata. [00:28:29] (29 seconds) #ConfianzaEnLaSoberanía
Hay cosas que quizás no entendemos y eso está bien. Y en lugar de pelear y en lugar de enojarnos y en lugar de frustrarnos, lo que nos toca hacer es rendirnos. Lo que nos toca hacer es humillarnos y decir algo que no nos gusta decir y es esto: Tú eres Dios, no yo. Tu voluntad se hace y no la mía. Tú tienes un plan aunque yo no lo entienda y eso nos cuesta. [00:31:48] (34 seconds) #RendiciónAnteLaVoluntadDivina
El propósito final de todo esto es la gloria de Dios. Ese es el propósito final. Pero Dios es glorificado cuando conocemos todo su carácter, no solo un pedacito, cuando conocemos todo lo que Él es. Porque si solo viéramos su misericordia, entonces Dios sería un alcahueta que nunca castiga el mal. Y si solo vemos su justicia, tendríamos un Dios duro, un Dios sin gracia. Y por eso es tan gloriosa la cruz. Ahí vemos todo. [00:39:57] (34 seconds) #GloriaEnJusticiaYMisericordia
Ahora somos un pueblo, tenemos una identidad, tenemos una pertenencia, tenemos una familia espiritual, una familia en Cristo, somos un pueblo, pero no solo somos un pueblo, somos su pueblo. Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, suena redundante pero no es lo mismo, Él nos hizo un pueblo y nos hizo su pueblo, Él nos dio un valor y una identidad y nos dio una pertenencia y dijo este pueblo es mío. [00:44:52] (33 seconds) #IdentidadEnElPuebloDeDios
El pueblo de Dios está compuesto de gente de toda lengua, todo pueblo, toda tribu, toda nación y la palabra de Dios ha llegado a todo rincón de la tierra para llamar a su pueblo. Ahí donde ellos están, así que donde tú, y tú lo sabes, Dios fue y te encontró donde tú estabas, ahí en tu pecado, ahí donde, ahí donde estabas. Ahí fue y te llamó el Señor, ahí donde había rechazado a Dios, ahí fue donde Dios dijo, pues te amo y te voy a hacer un pueblo, un pueblo mío. [00:46:23] (30 seconds) #LlamadoUniversalDelPueblo
Sé que es un montón, pero ante todo esto, ¿cómo respondemos a Dios? ¿Saben? Respondemos con humildad. Yo no lo merecía. Y respondo con gratitud. Yo no lo merecía. Y aún así Dios me escogió. ¿De qué me sirve saber todo esto? Si esto no te mueve a la adoración, yo no sé que te va a mover a la adoración. Porque ese es el punto. No depende del que quiere. No depende del que corre. No es lo que tú hiciste. Tú no lo merecías. Y aún así Dios te llamó y Dios te escogió. Gracias Señor por eso. Gracias Padre. [00:47:39] (48 seconds) #GratitudYAdoraciónPorElección
He recibido un montón de mensajes o de preguntas de gente que me dice: Pastor, qué lindo todo esto, pero a mí me entró terror. ¿Y cómo sé yo si yo soy de los predestinados? Me decían. Muy fácil. ¿Crees en Jesús? ¿Crees que Él es el Hijo de Dios? ¿Crees que Él vino? ¿Vivió una vida perfecta? ¿Murió una muerte de pecador? ¿Resucitó al tercer día? Sí. Eres predestinado. Así de simple. Si no fueras predestinado, no podrías creer eso. No tendrías la capacidad de creer. Eso solo lo creen aquellos a quien Dios eligió y les abrió el corazón y les quitó el velo de los ojos para que lo puedan ver. Si tú lo puedes ver, estás en la mesa. [00:48:28] (44 seconds) #FeComoPruebaDePredestinación
Nosotros somos el pueblo de Dios, llamados por su gracia soberana, no por obras o por nacionalidad. Y qué mayor razón para adorar a Dios que esta. Así que regresando a nuestra mesa familiar, la semana pasada vimos la silla vacía. Esta semana vimos la mesa con discusión, con discusiones teológicas profundas, que sobre Israel, sobre la soberanía de Dios, sobre la justicia, sobre la relevancia de estas verdades. O sea, quizás no todas las preguntas en esa mesa se resuelvan, pero podemos descansar en esto: Estamos en la mesa solo porque Dios es misericordioso. Y número dos, hay lugar en la mesa todavía. Así que invitemos a otros a venir a esa mesa, porque esta mesa todavía tiene espacio para uno más. [00:51:10] (55 seconds) #PuebloLlamadoPorGracia
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