Enemigo es alguien que se opone a nuestra vida, enemigo es alguien que muestra hostilidad en contra nuestra. Un enemigo es alguien que se opone a que nosotros cumplamos el propósito. Y quiero iniciar ahí. No sé si usted se ha dado cuenta cuál es el propósito de Dios para su vida de manera personal. ¿Cuál es el plan de Dios? Yo no sé si alguno de ustedes se ha sentado en su casa o en algún momento ha caminado y ha reflexionado. ¿Qué hago yo en este mundo? ¿A qué me envió el Señor a esta tierra?
Desde luego, hay enemigos externos y enemigos internos. Hay enemigos físicos, pero también hay enemigos espirituales. También pueden ser enemigos emocionales. Todo aquello que se opone a lo que usted quiere lograr es un enemigo.
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En nuestra vida tenemos enemigos externos e internos que afectan nuestro ministerio, nuestra vida en general, pero esencialmente nuestro crecimiento espiritual. Hay varias manifestaciones del enemigo. La Biblia nos advierte de tres enemigos que son Satanás, el enemigo de nuestras almas, el mundo, una influencia contraria a Dios, la carne, nuestra naturaleza pecaminosa y las potestades que son fuerzas espirituales de maldad. Pero este día, quiero hablarles de parte de Dios de una manifestación del enemigo que sin lugar a dudas es muy peligrosa y es muy sutil. Y se llama la falta de hambre espiritual.
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Yo no sé si alguien recuerda cuando se convirtió a Cristo. O el día que usted recuerda que le entregó su vida al Señor. Ese día, sin lugar a dudas de mi experiencia personal, fue el día más hermoso de mi vida. Hermanos, yo siento el abrazo de Dios cuando digo eso. Cuando yo me entreguía a Jesucristo, ha sido el día más hermoso de mi vida. A partir de ese día, mi vida cambió. Mi vida tuvo un cambio rotundo y profundo.
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Pero ese día, apareció algo en mi interior. Apareció un hambre por conocer de Dios. Apareció un hambre por estudiar la palabra. Apareció un hambre por orar. Apareció un hambre, hermanos, por buscar un lugar donde congregarme y no sabía dónde. Y yo estaba angustiado. Angustiado, desesperado.
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Es como que usted esté viendo una película en blanco y negro, y de repente, pum, a colores. Un cambio tremendo. ¿A dónde quiero llegar? Y es que el primer enemigo con el que uno se encuentra es la falta de hambre espiritual. Comenzamos con hambre, pero en algún momento la perdemos. Y la apatía o la satisfacción en la rutina espiritual puede tener actualmente, se opone, o se puede, perdón, a tu crecimiento espiritual.
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Y una de ellas es la falta de oración ferviente y constante. Ojo, la falta de oración ferviente y constante. Cuidado. Yo recuerdo, por eso hoy día hay que hablarles de mi vida, de mi corazón. Cuando yo me convertí al Señor, mis amados, yo buscaba el momento libre que tenía para irme a buscar, para irme a meter en algún sanitario, oiga, en mi trabajo, en algún servicio. Me iba a meter en servicio y hacía como que estaba haciendo mis necesidades y me sentaba y ahí oraba a Dios.
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Si ya no buscas o no tienes comunión con Dios a través de la oración diaria y constante, tu vida espiritual se dirige al precipicio, al abismo. A la muerte. Y ahí ya debe estar una alarma encendida. Esa alarma encendida, en el cristiano que no ora, es presa fácil para el enemigo. Cristiano que no ora, es presa fácil para el enemigo.
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Si tu vida espiritual no está incluida la oración, mi amado, llegaste a tiempo hoy a la iglesia, para escuchar esto. Si tu vida de oración es nula o casi nula, estás en coma. Un ratito más y te vamos a poner los algodones y la mortaja. Porque el cristiano que no ora, es presa fácil del enemigo.
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Si hay algo, amados, que nos mantiene con vida, con alegría y con bendición, es el estudio de la palabra de Dios. No le estoy hablando de estudios bíblicos, teológicos, formales. Sino le estoy hablando de su relación usted y Biblia. Biblia y usted, usted y Biblia la Biblia lo golpea, la Biblia lo hace llorar, la Biblia lo hace reflexionar, la Biblia es con usted de manera personal, a eso me estoy refiriendo.
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Si tu abandono de la lectura y reflexión de la palabra de Dios mi amado hermano esa es una característica de tu falta de hambre espiritual ya no te importa la Biblia cuando dejas de leer y meditar la palabra de Dios tu espíritu se debilita y puedes perder el rumbo o la dirección del Señor en tu vida porque si hay un mapa que nosotros tenemos y meditar en la vida espiritual, en la palabra de Dios.
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Mi hermano puede ser arcángel. Si no lees la Biblia, no tienes vida. No, pastor, es que yo soy el de las cámaras. No es que yo soy el de la alabanza. Si no lees Biblia, estás frito, yo soy el diácono, mi hermano, si no lees la Biblia y no horas, estás frito. Y puede ser que esté sonando la alarma. Pe, pe, pe, pe. Y entre más rápido suena la alarma, más peligro es.
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Cuando yo me convertí al Señor, yo me alejé de todos mis amigos. Porque, ¿qué cree usted de qué tipo de amigos tenía yo? Solo firmas. Solo gente clasificada. Borrachos. Drogadictos. Adúlteros. Fornicarios. Malcriados. Ladrones. Mareros. Asesinos. Etcétera, etcétera. Yo me leí. Y comencé a buscar. Y a tener amigos ¿De dónde? De la iglesia.
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Si tienes amigos que te motivan a pecar Alejate Tu comunión Tu relación Debe ser Debe ser Con aquellos ¡Adiós! que son creyentes y creen en lo mismo. Pastor, ¿significa que no vas a tener otro tipo de amigos? ¡Claro que sí! No seas tan extremista. Yo lo estoy hablando por respecto a la enseñanza. Sí se puede, claro que se puede, pero que no te contaminen. Pero que no te influya. Influye tú en ellos y no ellos en ti.
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El problema nuestro es que estamos tan débiles, sin oración, sin palabra, que la relación del mundo nos afecta a nosotros. Tu relación, si es más, con amigos que a su vez no son amigos de Dios, debes evitar esa relación y buscar la comunicación con hermanos de la iglesia.
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Si no tienes amigos en la iglesia, te estoy... Estás aislando. Y si te estás aislando, va a llegar el momento que te vas a apagar.
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La falta de pasión y el fervor por servir a Dios. Eso también es una característica de alguien que no tiene hambre por Dios. Cuando tú no tienes hambre por Dios, no quieres servir, ni quieres saber nada de la iglesia. Porque no tienes pasión, no tienes deseo. Te da igual, te importa un comino la vida. Pero cuando alguien tiene hambre de Dios, busca servir al Señor. Buscamos la manera de cómo servir.
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No te puedes dar el lujo de perder esa pasión no pierdas el entusiasmo el deseo, la alegría de servir en la obra del Señor no te puedes dar el lujo le voy a hacer aquí personal yo no quiero volverme profesional del púlpito no quiero el día que yo no vuelva profesional del púlpito pierdo mi esencia lo que yo quiero venir aquí es demostrarles mi vida con mi vida mi relación mi pasión con Dios porque lo amo que usted pueda sentir es muy importante que sea que realmente yo amo al Señor y que lo sirvo a Él con todo mi corazón con toda mi alma.
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No pierdas la pasión el día que pierdes la pasión por servir a Dios ese día ya casi estás en coma.
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Hambre y sed de justicia es vivir una vida justa y agradable delante de Dios. El que no vive de esa manera puede estar en pecado allá y presentarse aquí como un santo ángel. Pero el que tiene sed de justicia quiere vivir en santidad, en rectitud, donde esté, donde haga, donde nadie lo mira. Pero cuando tú ya no tienes sed de justicia, tu hambre espiritual ha desaparecido.
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Si no tienes hambre ni sed por una vida espiritual y acercarte más y más al carácter justo de Dios, debes saber que la falta de apetito es un síntoma inequívoco de enfermedad. Estás enfermo, está grave. Está grave. Bueno, si está grave, tienes esperanza. Lo peor sería que estés muerto, mi amado.
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Yo no estoy hablando de una relación Biblia yo no estoy hablando de una relación Biblia yo, Biblia y Espíritu Santo si tú has perdido el apetito por la santidad entonces sabemos que tu alma está enferma pero busca la manera de cómo sanarse en última instancia si no tiene nadie no puede ir al médico aunque sea con té de sacate de limón o de cualquier monte uno se traga y lo que le recomiendan pero busca sanidad pues en tu vida espiritual debe ser lo mismo.
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Y concluyo el hambre solo la podemos saciar buscando a Dios y esta es una decisión personal y urgente Isaías 55 1 dice a todos los celientos venid a las aulas y los que no tienen dinero venid, comprar y comer venid, comprar sin dinero y sin precio vino y leche que lindo es nuestro Dios amados que cuando nos mira boqueando que cuando nos mira debilitados que cuando nos mira que ya no tenemos fuerza que cuando nos mira que ya no podemos nada nos dice venid, venid y comprar sin dinero venid y comer venid y comprar sin precio vino y leche.
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Yo quiero de esa fuente yo lo sé si usted yo si tengo hambre yo tengo sed de Dios.
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