Cuando nos sentimos abandonados o lejos de Dios, es fácil pensar que Él no está presente, pero la verdad es que Dios habita en medio de la alabanza de su pueblo. Aunque nuestras circunstancias sean difíciles y sintamos que nuestras oraciones no reciben respuesta, la alabanza sincera nos conecta con la presencia de Dios. Él está entronizado en la alabanza, y cuando le adoramos de corazón, experimentamos su cercanía y consuelo, incluso en medio del dolor o la incertidumbre. No importa lo que estés enfrentando hoy, recuerda que Dios está en este lugar, esperando que le busques y le adores con todo tu ser. [03:47]
Salmo 22:1-3 (RVR1960)
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; y de noche, y no hay para mí reposo. Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
Reflexión: ¿Qué te impide hoy alabar a Dios con todo tu corazón, aun en medio de tus dificultades?
Vivimos en un mundo lleno de afán y preocupaciones, donde lo automático es correr a resolver problemas y buscar soluciones inmediatas. Sin embargo, Dios nos invita a detenernos, a mirar a nuestro alrededor y a preguntar por el camino antiguo, el camino justo, y a andar en él. Solo así encontraremos descanso para nuestra alma. Detenerse significa interrumpir el ritmo frenético, bajar la velocidad y priorizar la búsqueda de Dios por encima de cualquier otra cosa. Cuando hacemos una pausa y volvemos a donde todo comenzó, a ese primer amor, experimentamos la guía y el descanso que solo Él puede dar. [06:37]
Jeremías 6:16 (RVR1960)
Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.
Reflexión: ¿En qué área de tu vida necesitas detenerte hoy para buscar la dirección de Dios y volver a tu primer amor?
El secreto para vivir una vida llena de alegría y contentamiento no está en la ausencia de problemas, sino en saciarnos del amor de Dios cada mañana. Antes de atender cualquier otra cosa, antes de mirar el teléfono o pensar en las preocupaciones del día, lo primero debe ser buscar la presencia del Señor. Cuando nos alimentamos de su amor al comenzar el día, toda nuestra vida se llena de gozo y podemos enfrentar cualquier circunstancia con una perspectiva renovada. Haz del amor de Dios tu prioridad diaria y verás cómo cambia tu corazón y tu actitud. [09:52]
Salmo 90:14 (RVR1960)
De mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
Reflexión: ¿Cómo puedes hacer un espacio concreto mañana para buscar y experimentar el amor de Dios antes de cualquier otra cosa?
Dios desea una relación íntima y personal contigo, pero muchas veces estamos tan enfocados en lo que Él puede darnos que olvidamos buscarlo a Él por quien es. El Señor toca la puerta de nuestro corazón, esperando que le abramos y le demos el primer lugar. No esperes a buscarlo solo cuando lo necesites o cuando todo esté mal; búscalo ahora que puedes encontrarlo. No dejes que la rutina o el egoísmo te alejen de su presencia. Ábrele la puerta a tu amado y permite que su amor transforme tu vida desde adentro. [13:33]
Cantares 5:6 (RVR1960)
Abrí yo a mi amado; pero mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma; lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.
Reflexión: ¿De qué manera puedes abrirle hoy la puerta a Jesús y buscarlo por amor, no solo por necesidad?
Nada en este mundo puede compararse con la presencia de Dios. Antes de buscar bendiciones, respuestas o milagros, lo más importante es volver a enamorarnos de Él y experimentar su presencia real en nuestra vida. Cuando nos detenemos y priorizamos estar con Dios, todo lo demás pasa a un segundo plano. Su amor nos envuelve, nos consuela y nos da propósito. No te conformes con ser un espectador; cierra tus ojos, rinde tu corazón y permite que el Espíritu Santo te abrace y te renueve. [17:19]
Salmo 16:11 (RVR1960)
Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.
Reflexión: ¿Qué puedes hacer hoy para dejar de ser solo un espectador y sumergirte plenamente en la presencia de Dios?
El Señor está llamando a su pueblo a volver al primer amor, a reenamorarse de Él por encima de cualquier milagro, respuesta o bendición que podamos estar esperando. Muchas veces, el afán y las preocupaciones diarias nos roban la capacidad de disfrutar de la presencia de Dios y de experimentar el gozo y el contentamiento que solo su amor puede dar. No se trata de buscar soluciones inmediatas a nuestros problemas, sino de detenernos, bajar la velocidad y recordar dónde comenzó nuestra relación con Dios: en la intimidad, en la búsqueda sincera, en la habitación donde solo éramos Él y nosotros.
El Salmo 22 nos recuerda que, aunque a veces sintamos que Dios está lejos o que no responde, Él habita en la alabanza de su pueblo. Su presencia está aquí, y su deseo es que volvamos a ese lugar de amor genuino, donde lo más importante no es lo que Él puede darnos, sino simplemente estar con Él. Jeremías 6:16 nos invita a detenernos y preguntar por el camino antiguo, el camino justo, y a andar en él para encontrar descanso para nuestra alma. Es un llamado a dejar de vivir en automático, a no permitir que la preocupación sea lo primero en nuestra mente al despertar, sino a buscar saciarnos del amor de Dios cada mañana.
El libro de Cantares nos muestra el anhelo de Dios de enamorarnos y de que le abramos la puerta de nuestro corazón. No se trata de ser interesados en lo que Dios puede hacer por nosotros, sino de buscarlo a Él por quien es. Hay un peligro en dejar pasar el tiempo y llegar a un punto donde lo busquemos y no lo hallemos; por eso, la invitación es a buscarlo ahora, a experimentar su presencia y a dejar que su amor nos envuelva y transforme. Antes de buscar propósito o bendición, lo más importante es detenernos y volver a la senda antigua, a la intimidad con Dios, donde todo comenzó.
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