Reflexiones sobre la Pascua: Juicio, Salvación y Gracia
Devotional
Day 1: La Sangre del Cordero como Señal de Salvación
La primera Pascua en Egipto nos enseña que la salvación viene a través de la sangre del Cordero. En aquella noche, la sangre del cordero pascual fue la única señal que protegió a los israelitas del juicio divino. Sin esta señal, el juicio era inevitable. Este evento histórico nos recuerda que, sin Cristo, estamos expuestos al juicio divino, pero con su sangre, somos protegidos y salvados. La sangre de Cristo es nuestra señal de salvación, y nos invita a reflexionar sobre nuestra dependencia de Él para nuestra redención. [02:29]
Éxodo 12:13 (ESV): "La sangre os será por señal en las casas donde estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto."
Reflexión: ¿Cómo puedes recordar diariamente que la sangre de Cristo es tu protección y salvación? ¿Qué prácticas puedes incorporar para mantener esta verdad presente en tu vida?
Day 2: Amor y Servicio en Medio de la Traición
La noche en que Jesús celebró la Pascua con sus discípulos fue un momento de traición y abandono, pero también de servicio y amor. A pesar de saber lo que le esperaba, Jesús se levantó para servir, ofreciendo su cuerpo y su sangre como un nuevo pacto eterno para el perdón de los pecados. Este acto de amor y sacrificio nos muestra que incluso en la oscuridad, el amor de Cristo nos trae paz y perdón. Nos desafía a seguir su ejemplo de servicio desinteresado, incluso cuando enfrentamos traición o abandono. [05:36]
Juan 13:14-15 (ESV): "Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis."
Reflexión: Piensa en una situación reciente donde te hayas sentido traicionado o abandonado. ¿Cómo puedes responder con amor y servicio, siguiendo el ejemplo de Jesús?
Day 3: La Realidad del Juicio Divino
El juicio de Dios es una realidad para el pecador, y sin la sangre de Cristo, estamos condenados. No podemos confiar en nuestras buenas intenciones o acciones para escapar del juicio. Solo la sangre de Cristo nos salva y nos cubre del juicio divino. Este recordatorio nos llama a una vida de humildad y dependencia total en Cristo para nuestra salvación, reconociendo que nuestras obras no son suficientes para justificarnos ante Dios. [07:58]
Hebreos 9:22 (ESV): "Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión."
Reflexión: ¿Hay áreas en tu vida donde confías más en tus propias acciones que en la obra redentora de Cristo? ¿Cómo puedes entregar estas áreas a Dios hoy?
Day 4: Encuentro con el Resucitado en la Cena del Señor
La Cena del Señor no es solo un memorial, sino un encuentro con el resucitado. En ella, recibimos el perdón de los pecados y la vida eterna. Es un recordatorio de que la gracia de Dios es inagotable y que siempre podemos volver a Él en busca de perdón y restauración. Este sacramento nos invita a experimentar la presencia real de Cristo y a ser renovados por su gracia, recordando que su sacrificio es continuo y presente en nuestras vidas. [10:14]
1 Corintios 10:16 (ESV): "La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?"
Reflexión: ¿Cómo puedes prepararte mejor para participar en la Cena del Señor, asegurándote de que sea un verdadero encuentro con Cristo resucitado?
Day 5: Llamado al Arrepentimiento y Reflexión
Esta noche, Jueves Santo, es un llamado al arrepentimiento y a la reflexión sobre nuestra relación con Dios. Nos invita a venir a la mesa del Señor con fe viva, hambre de gracia y corazones arrepentidos, sabiendo que en Cristo encontramos vida y salvación. Este llamado nos desafía a examinar nuestras vidas, a reconocer nuestras faltas y a buscar una relación más profunda y sincera con Dios, confiando en su misericordia y amor inagotable. [13:54]
2 Corintios 7:10 (ESV): "Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte."
Reflexión: ¿Qué áreas de tu vida necesitan arrepentimiento y renovación? ¿Cómo puedes acercarte a Dios hoy con un corazón sincero y arrepentido?
Sermon Summary
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Hoy reflexionamos sobre dos noches significativas en la historia de la salvación: la primera Pascua en Egipto y la noche en que Jesús celebró la Pascua con sus discípulos en Jerusalén. La noche de la primera Pascua fue una noche de juicio y salvación. En Egipto, la muerte visitó cada hogar que no estaba marcado con la sangre del Cordero Pascual. Esta sangre era la señal de salvación, la única protección contra el juicio divino. Los israelitas comieron el cordero con urgencia, listos para su liberación, mientras el ángel de la muerte pasaba sobre ellos.
Avanzamos miles de años a otra noche en Jerusalén, donde Jesús, consciente de su inminente sacrificio, compartió la cena pascual con sus discípulos. En medio de la traición y el abandono, Jesús se levantó para servir, ofreciendo su cuerpo y su sangre como un nuevo pacto eterno para el perdón de los pecados. Esta noche, Jueves Santo, no es solo una celebración litúrgica, sino un llamado al arrepentimiento y a la reflexión sobre nuestra relación con Dios. Nos recuerda que, sin la sangre de Cristo, estamos expuestos al juicio, pero con ella, somos salvados.
El sacrificio de Jesús no es un evento del pasado; se actualiza en la Cena del Señor, donde su presencia real en el pan y el vino nos ofrece perdón y vida eterna. Esta cena es un encuentro con el resucitado, un recordatorio de que, aunque caigamos en pecado, la misericordia de Dios es inagotable. Al participar en esta cena, somos enviados al mundo como testigos de su gracia, llevando la paz de Dios a un mundo caído. Esta noche es distinta porque la sangre de Cristo nos cubre, nos perdona y nos invita a la mesa del Rey, donde encontramos vida y salvación.
Key Takeaways
1. La primera Pascua en Egipto nos enseña que la salvación viene a través de la sangre del Cordero. Sin esta señal, el juicio es inevitable. Esto nos recuerda que, sin Cristo, estamos expuestos al juicio divino, pero con su sangre, somos protegidos y salvados. [02:29]
2. La noche en que Jesús celebró la Pascua con sus discípulos fue un momento de traición y abandono, pero también de servicio y amor. Jesús ofreció su cuerpo y su sangre como un nuevo pacto eterno, mostrando que incluso en la oscuridad, su amor y sacrificio nos traen paz y perdón. [05:36]
3. El juicio de Dios es una realidad para el pecador, y sin la sangre de Cristo, estamos condenados. No podemos confiar en nuestras buenas intenciones o acciones para escapar del juicio. Solo la sangre de Cristo nos salva y nos cubre del juicio divino. [07:58]
4. La Cena del Señor no es solo un memorial, sino un encuentro con el resucitado. En ella, recibimos el perdón de los pecados y la vida eterna. Es un recordatorio de que la gracia de Dios es inagotable y que siempre podemos volver a Él en busca de perdón y restauración. [10:14]
5. Esta noche, Jueves Santo, es un llamado al arrepentimiento y a la reflexión sobre nuestra relación con Dios. Nos invita a venir a la mesa del Señor con fe viva, hambre de gracia y corazones arrepentidos, sabiendo que en Cristo encontramos vida y salvación. [13:54] ** [13:54]
Hoy escuchamos dos historias, dos noches. La noche de la primera Pascua en Egipto no fue una noche común. Durante este tiempo, durante esta noche, no hubo risas. No hubo una gran fiesta con música. No hubo alegría. No hubo descanso. El ambiente en Egipto era tenso, solemne, rodeado de peste y de muerte. Dios ya había advertido, por medio de Moisés, el juicio que caería sobre todo Egipto. Aquella noche de la primera Pascua, la muerte iba a visitar cada casa que no estuviese marcada con la sangre del Cordero Pascual. Cada primogénito de cada casa, sin ser marcada, iba a morir. [00:00:25]
Y así, en medio de la oscuridad, mientras el ángel de la muerte pasaba sobre Egipto, los israelitas comían el Cordero Pascual sacrificado. Comían rápidamente, con sus ropas puestas, listos para salir. Les esperaba su libertad. Esta era una cena urgente, pero una cena que llevaba y que tenía fe. Una cena que tenía muchas expectativas de libertad. Cada hogar hebreo, o en cada hogar hebreo, había silencio y oración. Pero también había algo particular. Sangre. Sangre en cada uno de los vinteles. Sangre que hablaba en lugar de ellos. Sangre que les daba salvación. [00:01:31]
El ambiente alrededor de Jesús, alrededor del aposento alto, el ambiente en Jerusalén esa noche, era un ambiente de traición. Un ambiente de abandono, un ambiente de negación. Y también un ambiente lleno de muerte. Los discípulos estaban confundidos y temerosos de lo que estaba pasando. Ya uno de ellos había vendido a su maestro. Otro pronto lo iba a negar. Y es en medio de la oscuridad de la noche donde el mal está acechando al Hijo de Dios. Es en medio de la noche donde el mal maquinaba la muerte del Hijo de Dios, el Creador de los cielos y la tierra. [00:03:16]
Les da calma y les da paz. Parte el pan. Da la copa. Y les da algo más que una simple cena. Les da su testamento. Un testamento que va a durar por la eternidad. Les da su cuerpo. Les da su sangre para el perdón de todos los pecados. ¿Qué noche tan particular tenemos el día de hoy? Dios actuando a favor de nosotros y por nosotros. En la noche más oscura de la humanidad, Jesús prepara la mesa para que cuando todo esté roto en nuestras vidas, cuando todo parece que no tiene solución en esta vida, Él viene y nos alimenta. [00:04:29]
El juicio de Dios no es un mero símbolo, sino que es una realidad para el pecador. En Egipto, Dios no envió una metáfora del ángel de la muerte. Él envió la muerte. La muerte fue una realidad esa noche. El llanto de los familiares egipcios fue real al ver a los primogénitos y hacer sin vida en las casas. Porque el pecado tiene un precio y el ángel del Señor pasa a ejecutarlo. Y es en esa misma verdad donde tú y yo nos encontramos también. Esa verdad sigue vigente el día de hoy. La paga del pecado es la muerte. Dios no cambia, nos dicen las Escrituras. [00:05:43]
A veces pensamos que podemos escapar del juicio de Dios con buenas intenciones, con sentimientos sinceros, con una vida más o menos correcta. Pero esto, mis queridos hermanos, no es suficiente. En Egipto, solo una cosa detenía al ángel de la muerte. Solo una cosa hacía que el ángel de la muerte pasara por encima de los hogares. Y era la sangre. El ángel de la muerte no pasaba y se preguntaba y decía, ah, aquí adentro quizás habrá gente amable. O quizás aquí adentro habrá gente religiosa. O quizás acá adentro hay gente simpática. No. El ángel de la muerte solamente buscaba una señal. [00:07:08]
El Señor dijo a todos los israelitas, ceñidos vuestros lomos, calzados vuestros pies, con el bordó de la mano. Esto no era una simple postura que iban a tener los israelitas, también era una actitud espiritual. Fe despierta, fe viva, fe activa en el Salvador, en Jehová. Y nosotros, ¿cómo venimos a la mesa del Señor? ¿Con una fe viva o con una simple religiosidad rutinaria? ¿Con corazones arrepentidos o con autojustificaciones? ¿Con hambre de Cristo o con saciedad para nosotros mismos? Hoy acabamos de hacer confesión pública de todos nuestros pecados y hemos recibido la absolución individual. [00:09:26]
Hemos sido distraídos, orgullosos, autosuficientes. Hemos traicionado como Judas. Hemos dudado como Tomás. Hemos negado como Pedro y hemos abandonado a nuestro Señor como los demás discípulos. Sin embargo, tu Señor, Cristo Jesús, te llama igualmente a ti. Te llama por tu nombre y Cristo te dice, la mesa está preparada para ti. Cristo te dice, todo está servido. Él es el siervo que se levanta y viene a nosotros. Y aquí es donde todo cambia. Porque el centro de esta noche no somos nosotros. El centro de esta noche y el centro de nuestra vida es Cristo y este crucificado. [00:10:59]
Cristo es nuestra Pascua que ha sido sacrificada por nosotros, dice el apóstol San Pablo. El juicio que pasó por Egipto y que pasó también por el Calvario cayó sobre nuestro Señor. Lo que nosotros merecíamos fue puesto sobre los hombros de Jesús. Su sangre es la que nos cubre el día de hoy. En el éxodo, el cordero debía ser sin mancha, joven, sin hueso y sin quebrantar sus huesos. Y así fue Jesús, nuestro sustituto. Sin pecado, sin mancha, sin resistencia. Él fue llevado como oveja que va al matadero y ahí no abrió la boca. [00:11:58]
Jesús te ha salvado del infierno. Jesús te ha salvado a ti. Ahora, ese sacrificio no queda en el pasado. Ese sacrificio se actualiza en la cena del Señor. Porque nuestro Señor Jesucristo viene, ya no para ser sacrificado, pero viene en cuerpo y sangre. Su presencia real en el pan y en el vino, dado y derramado por nosotros para el perdón de todos nuestros pecados. El pacto eterno ha sido sellado por medio de la sangre del Cordero y él ha abierto el paraíso para ti. La cena no es un simple memorial, como muchas personas piensan. [00:12:54]
Hoy, en el testamento de nuestro Señor, Cristo te ofrece su perdón. En su cena somos perdonados. Y nuevamente, mi frase favorita del catecismo es, donde hay perdón de pecados, hay vida eterna y salvación. Esta cena nos da todo eso. Cristo viene el día de hoy para cada uno de nosotros. Y esta cena no es el final de nuestra vida. Esta cena es el principio de la vida eterna con nuestro Señor. Y ahora, después de recibir su cuerpo y su sangre, nuestro Señor nos envía en paz al mundo, para que en nuestras vocaciones podamos ser testigos fieles de lo que Él ha hecho. [00:14:20]
Así como Israel comió y salió de Egipto, nosotros hoy comemos para vivir ahora, como cristianos, en un mundo caído en pecado, llevando la paz de Dios. Comemos el cuerpo de Cristo para ser su cuerpo, la iglesia. Bebemos su sangre para vivir bajo su sangre, bajo su perdón. Y recibimos su gracia para caminar el día de hoy y acuerdo a su voluntad. De aquí, mis queridos hermanos, no salimos perfectos, pero sí salimos perdonados. Salimos como peregrinos, cindiendo nuestro calzado y yendo al mundo a mostrar que Jesús es la luz en medio de las tinieblas. [00:15:08]