La vida bajo la ley es como un mal matrimonio: llena de reglas, exigencias y expectativas imposibles de cumplir, donde solo se nos señala el error y nunca se nos da el poder para cambiar. Pero en Cristo, hemos muerto a ese antiguo pacto y ahora somos libres para unirnos a un nuevo esposo, Jesús, quien nos ama, nos apoya y nos transforma desde adentro. Ya no vivimos bajo la opresión de la ley, sino en la libertad y el gozo de la gracia, donde hay perdón, paciencia y un amor que nunca se agota. [18:34]
Romanos 7:1-6 (RVR1960)
¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
Reflexión: ¿En qué áreas de tu vida sigues viviendo como si estuvieras bajo la ley, tratando de ganar la aceptación de Dios, en vez de disfrutar la libertad y el amor que tienes en Cristo?
Una vida unida a Cristo produce fruto para Dios, que se manifiesta en un carácter transformado, buenas obras, evangelismo y alabanza. Ya no buscamos impresionar a Dios con nuestro esfuerzo humano, sino que, llenos del Espíritu Santo, nuestra vida refleja amor, gozo, paz, paciencia y gratitud. El fruto es la evidencia visible de que hemos sido alcanzados por la gracia y que nuestra fe es genuina; no es para salvarnos, sino porque ya fuimos salvados y ahora vivimos para glorificar a Dios. [26:38]
Gálatas 5:22-23 (RVR1960)
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Reflexión: ¿Cuál de los frutos del Espíritu te gustaría ver crecer más en tu vida esta semana, y qué paso concreto puedes dar hoy para cooperar con el Espíritu en ese cambio?
Dios no condena la pasión, sino las pasiones pecaminosas. El creyente está llamado a ser una persona apasionada, pero por las cosas que agradan al Señor: la pureza, el servicio, la justicia, el evangelismo y la santidad. Las pasiones desordenadas como la lujuria, la avaricia, la ira o la envidia destruyen, pero el Espíritu Santo puede redimir nuestros deseos y encender en nosotros un celo santo por Dios y por el prójimo. Ser cristiano no es vivir apagado, sino vivir intensamente para lo que es eterno. [38:44]
Colosenses 3:23-24 (RVR1960)
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
Reflexión: ¿Por qué causa o área del Reino de Dios sientes pasión, y cómo puedes canalizar esa pasión hoy para servir y glorificar a Dios?
Ya no servimos bajo el régimen viejo de la letra, sino bajo el régimen nuevo del Espíritu. Dios ha puesto su Espíritu en nosotros, nos ha dado un nuevo corazón y nos capacita para obedecerle y vivir una vida que le agrada. Donde antes solo había condena y frustración, ahora hay poder, transformación y libertad. El Espíritu Santo nos impulsa, nos fortalece y nos da gozo en el camino de la obediencia, haciendo posible lo que antes era imposible por nuestras propias fuerzas. [44:44]
Ezequiel 36:26-27 (RVR1960)
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
Reflexión: ¿En qué área de tu vida necesitas hoy pedirle al Espíritu Santo que te capacite para obedecer y experimentar verdadera libertad?
Vivir bajo la gracia no solo nos libera de la condena, sino que nos llena de gozo, gratitud y pasión por Dios. Ahora servimos y obedecemos no por temor, sino por amor, y nuestra vida se convierte en una ofrenda de alabanza y agradecimiento. Incluso en medio de las luchas y caídas, la gracia nos levanta, nos recuerda que somos amados y nos invita a responder adorando y sirviendo con todo el corazón. [31:28]
Hebreos 13:15 (RVR1960)
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Reflexión: ¿De qué manera puedes expresar hoy tu gratitud y gozo a Dios, ya sea en alabanza, en oración o sirviendo a alguien a tu alrededor?
Hoy reflexionamos sobre la profunda diferencia entre vivir bajo la ley y vivir bajo la gracia, usando la analogía del matrimonio que Pablo presenta en Romanos 7:1-6. Así como un mal matrimonio puede sentirse como una carga, lleno de reglas, exigencias y falta de gracia, así es la vida bajo la ley: un régimen que solo señala nuestras faltas, exige perfección, pero no nos da el poder para cambiar. En contraste, la gracia es como un buen matrimonio: una relación basada en amor, fidelidad y apoyo, donde no solo se nos dice qué hacer, sino que se nos capacita y se nos perdona cuando fallamos.
En Cristo, hemos muerto a ese viejo pacto de la ley, y ahora pertenecemos a otro: a Jesús, quien nos introduce en un nuevo régimen, el del Espíritu. Ya no vivimos para impresionar a Dios o para ganar su favor por nuestras propias fuerzas, sino que, al haber sido aceptados y amados, somos transformados desde adentro. La ley sigue siendo buena porque revela el carácter de Dios y nos muestra lo que le agrada, pero ya no es nuestro medio de salvación ni nuestra fuente de identidad.
La vida bajo la gracia produce fruto para Dios. Este fruto se manifiesta en un carácter transformado, en buenas obras, en evangelismo y en una vida de alabanza y gratitud. No se trata solo de actividades religiosas, sino de una transformación real que afecta cómo reaccionamos ante la vida, cómo servimos a otros y cómo compartimos nuestra fe. La pasión no es mala; lo que Dios redime son nuestras pasiones, para que ahora vivamos apasionados por lo que le agrada: la santidad, el servicio, el amor al prójimo y la expansión de su Reino.
El régimen del Espíritu es un llamado a vivir en libertad, no en esclavitud. Es una invitación a dejar atrás la frustración y la culpa, y a abrazar una vida llena de gozo, poder y propósito. Ahora, en Cristo, no solo somos perdonados, sino que recibimos un nuevo corazón y el poder del Espíritu para vivir una vida que agrada a Dios y que realmente disfrutamos.
---
La gracia de Dios nos motiva a vivir una vida en santidad. La gracia de Dios no nos da el permiso para vivir en pecado. Todo lo contrario, nos motiva a vivir una vida santa. Y lo que él está diciendo es esto: la ley aun cuando ya no nos salva, y ojo, la ley no nos salva, pero la ley nos sigue mostrando el carácter y el corazón del creador de la ley, del creador del universo. [00:05:47] (29 seconds)
Un buen matrimonio, un matrimonio de la gracia, es uno donde hay perdón, donde hay crecimiento, donde hay fruto. Antes había culpa, ahora hay gracia. Antes había muerte, ahora en el versículo 4 y no lo hemos visto, hay lo que se llama fruto para Dios. Y el resultado de todo esto es una vida nueva, una vida con gozo, una vida con libertad, una vida que realmente disfruto. Si caminar con Dios es un gozo, caminar con Dios es un placer, caminar con Dios es lo mejor que me ha pasado. [00:18:37] (36 seconds)
Muchos cristianos viven como que si todavía tuvieran que convencer a Dios de que por favor lo salve. Muchos cristianos viven como que si todavía todo dependiera de que ellos impresionen a Dios para que Dios diga: ganaste, pasa adelante. Pero cuando estamos tratando de impresionar a Dios con esfuerzo humano, vamos a vivir creyendo que nunca somos suficientes, porque eso es lo que hace la ley. [00:20:34] (31 seconds)
No es por obras, las obras no te salvan, pero las obras son un reflejo de la obra que Jesús ha hecho en nosotros. Las obras, las buenas obras en nosotros, el fruto es un reflejo de que nuestra fe es genuina. [00:25:38] (16 seconds)
La vida del creyente es una vida que puede esperar pacientemente el tiempo de Dios, es una vida que puede esperar pacientemente la voluntad de Dios. ¿Saben? Conozco demasiada gente que me dice: no, no, no, es que pastor, es que la cosa no funciona, mire, una semana llevo orando y Dios no me contesta... fortalecidos para toda paciencia. Y parte de la obra del Señor en nosotros es que nos da la paciencia para esperar su tiempo correcto. Porque todo lo hizo hermoso en su tiempo. Y una buena cosa en un mal tiempo es una mala cosa. Pero cuando las cosas buenas vienen en el buen tiempo, en el tiempo de Dios, dices: hermoso. [00:30:55] (55 seconds)
La pasión no es mala. Las pasiones pecaminosas son malas. Pero el cristiano debe ser una persona apasionada, una persona que ve apasionadamente la vida y la santidad y el caminar con el Señor y el amor al prójimo. Lo vemos apasionado. [00:36:36] (19 seconds)
El cristiano debería experimentar hambre y sed de que la justicia y la voluntad de Dios se cumplan en la tierra. Debería haber un celo, un celo personal por la santidad. No solo la santidad personal sino la santidad del pueblo de Dios. [00:40:08] (20 seconds)
I'm an AI bot trained specifically on the sermon from Jun 16, 2025. Do you have any questions about it?
Add this chatbot onto your site with the embed code below
<iframe frameborder="0" src="https://pastors.ai/sermonWidget/sermon/living-in-grace-freedom-from-the-law" width="100%" height="100%" style="height:100vh;"></iframe>Copy