Vivimos en un mundo donde los desastres naturales y las crisis parecen dominar los titulares, pero hay un evento venidero que sobrepasará cualquier catástrofe: el regreso glorioso de Jesucristo. Esta verdad, anunciada por el profeta Joel y confirmada por Jesús y los apóstoles, no es una simple teoría, sino una realidad inminente que debe transformar la manera en que vivimos. Joel describe un día en que la tierra temblará, los cielos se estremecerán y la luz del sol y la luna se desvanecerán ante la majestad del Hijo de Dios. Este lenguaje cósmico apunta a la consumación de la historia humana y al juicio final de Dios sobre el mundo.
La Escritura enseña que el regreso de Cristo será repentino, inesperado y universalmente visible. Nadie podrá escapar ni permanecer indiferente. Para los que no están preparados, será el día más terrible; para los creyentes, será la consumación de nuestra esperanza y redención. Es fundamental distinguir entre el arrebatamiento de la iglesia, nuestra esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa de Cristo en juicio, dos eventos distintos pero conectados en el plan soberano de Dios.
Dios no actúa al azar; todo lo que sucederá está bajo su control absoluto. La venida de Cristo será el cumplimiento de todas las profecías y la revelación de su justicia y soberanía. Así como en los días de Noé y de Sodoma y Gomorra, la mayoría vivirá distraída, sin esperar el juicio, pero el día llegará de repente. La historia de la crucifixión de Jesús nos recuerda que Él ya absorbió la ira de Dios por nosotros, pero un día esa misericordia dará paso al juicio final.
La pregunta no es si estos eventos sucederán, sino cómo estamos viviendo en anticipación a ellos. Dios espera que vivamos en santidad, obediencia y servicio fiel, usando los dones y talentos que nos ha dado para su gloria. No se trata de hacer grandes cosas, sino de ser fieles con lo que hemos recibido. El Señor recompensará a cada uno según sus obras, no para salvación, sino como evidencia de una fe genuina. Que no seamos hallados avergonzados, sino preparados, agradecidos y comprometidos, sabiendo que nuestra redención está cerca y que sólo en Cristo estamos seguros del juicio venidero.
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Key Takeaways
- 1. La inminencia y certeza del regreso de Cristo El regreso de Jesús no es una posibilidad remota, sino una certeza profética que puede ocurrir en cualquier momento. La Escritura nos llama a vivir en constante vigilancia y preparación, no dejándonos llevar por la rutina o la indiferencia espiritual. Así como nadie espera un terremoto, muchos serán sorprendidos por la venida del Señor, pero los que viven atentos y en comunión con Dios no serán tomados desprevenidos. [06:24]
- 2. La distinción entre el arrebatamiento y la segunda venida Pablo enseña que el arrebatamiento de la iglesia y la manifestación gloriosa de Cristo en juicio son dos eventos distintos. El arrebatamiento es la esperanza bienaventurada de los creyentes, mientras que la segunda venida es el día de la ira y el juicio sobre el mundo. Comprender esta diferencia nos ayuda a vivir con esperanza y urgencia, sabiendo que nuestra ciudadanía está en los cielos y que debemos esperar activamente al Salvador. [17:26]
- 3. La soberanía absoluta de Dios en la historia Nada de lo que sucederá en el fin de los tiempos es accidental o caótico; todo está bajo el control soberano de Dios. Los eventos cósmicos y los juicios descritos en la profecía son parte de un plan divino perfectamente orquestado. Esta verdad nos da confianza y reverencia, recordándonos que la historia humana culmina en la gloria y justicia de Cristo, quien viene como Rey de reyes y Señor de señores. [19:40]
- 4. La importancia de una vida santa y productiva Dios no espera perfección, pero sí fidelidad y obediencia. Como en la parábola de los talentos, el Señor no exige más de lo que nos ha dado, pero sí espera que usemos nuestros dones y oportunidades para su gloria. No hacer nada con lo que hemos recibido es lo que provoca su desaprobación; incluso el mínimo esfuerzo es valioso si es hecho con sinceridad y para el Señor. [39:44]
- 5. La misericordia de Cristo frente a la ira de Dios En la cruz, Jesús absorbió la ira de Dios que merecíamos, interponiéndose entre el juicio y nosotros. Así como en el diluvio y en Sodoma y Gomorra, el juicio vino de repente y con señales cósmicas, pero en la crucifixión, la oscuridad y el terremoto señalaron que el Hijo de Dios estaba recibiendo el castigo en nuestro lugar. Esta gracia debe llevarnos al arrepentimiento, a la gratitud y a una vida de santidad, sabiendo que sólo en Cristo estamos seguros del juicio venidero. [48:15]
Youtube Chapters
- [00:00] - Welcome
- [01:40] - Joel y la visión del día del Señor
- [03:22] - El lenguaje cósmico y la consumación de la historia
- [06:24] - La urgencia de estar preparados
- [08:39] - La creación responde a la presencia de Dios
- [11:46] - El juicio será universal y visible
- [12:55] - Esperanza para los creyentes en medio del juicio
- [17:26] - Arrebatamiento vs. Segunda venida
- [19:40] - La soberanía de Dios en los eventos finales
- [26:54] - La demanda de una respuesta personal
- [28:39] - Cómo vivir en anticipación al regreso de Cristo
- [36:28] - Cristo juzgará a vivos y muertos
- [39:44] - Fidelidad y uso de los talentos
- [48:15] - La cruz: Cristo absorbe la ira de Dios
- [55:43] - El juicio final y la misericordia de Dios
- [57:05] - El gran terremoto y la humillación de los soberbios
- [59:00] - Llamado al arrepentimiento y a la preparación
- [61:49] - El lagar de la ira y la salvación en Cristo
