Dios nos llama a no conformarnos a los patrones y valores de este mundo, sino a vivir de manera diferente, guiados por Su verdad y propósito. Aunque la presión de la sociedad puede ser fuerte, el creyente está invitado a resistir la tentación de encajar y, en cambio, buscar la voluntad de Dios en cada aspecto de la vida diaria. Esta transformación comienza en el corazón y se refleja en nuestras acciones, palabras y decisiones, mostrando que pertenecemos a un Reino diferente. [12:01]
Romanos 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Reflexión: ¿En qué área de tu vida sientes más presión para conformarte al mundo, y cómo puedes hoy tomar una decisión concreta para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios en esa área?
La verdadera transformación espiritual ocurre cuando permitimos que Dios renueve nuestra manera de pensar. No se trata solo de cambiar comportamientos externos, sino de permitir que el Espíritu Santo moldee nuestros pensamientos, deseos y actitudes. Al sumergirnos en la Palabra y buscar la guía de Dios, nuestra mente es lavada y alineada con Su verdad, lo que nos capacita para discernir y vivir Su voluntad cada día. [12:01]
Efesios 4:23-24
Y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Reflexión: ¿Qué pensamiento negativo o mentira necesitas entregar hoy a Dios para que Él lo reemplace con Su verdad?
En Cristo, ya no hay distinción entre judíos y gentiles, sino que todos somos parte de un solo pueblo, la familia de Dios. Esta unidad no significa ausencia de diferencias o conflictos, sino que, a pesar de nuestras imperfecciones y desacuerdos, somos llamados a amarnos y apoyarnos mutuamente como hermanos y hermanas en la fe. La gracia de Dios nos une y nos invita a vivir en reconciliación y comunión unos con otros. [12:01]
Gálatas 3:28
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Reflexión: ¿Hay alguien en la iglesia o en tu vida con quien necesitas buscar reconciliación o unidad hoy? ¿Qué paso concreto puedes dar para acercarte a esa persona?
Seguir a Cristo implica un llamado al sacrificio, a entregar nuestra vida y voluntad a Dios, incluso cuando esto signifique incomodidad o riesgo. Ejemplos como el de Jim Elliot nos recuerdan que la fe auténtica puede llevarnos a lugares difíciles, pero también a experimentar el gozo de servir y amar como Jesús. Dios no nos llama a un sacrificio vacío, sino a una entrega voluntaria motivada por Su amor y gracia. [19:59]
Romanos 12:1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
Reflexión: ¿Qué área de tu vida te cuesta más entregar a Dios como sacrificio vivo? ¿Cómo puedes dar un paso de obediencia hoy?
La seguridad del creyente está en que nada, absolutamente nada, puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús. Ni la muerte, ni la vida, ni los poderes espirituales, ni las circunstancias presentes o futuras tienen el poder de romper ese vínculo. Esta verdad nos da esperanza y fortaleza para enfrentar cualquier situación, sabiendo que somos amados y sostenidos por Dios eternamente. [12:01]
Romanos 8:38-39
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Reflexión: ¿En qué momento reciente has dudado del amor de Dios por ti? ¿Cómo puedes recordarte hoy que Su amor es inquebrantable?
En Romanos capítulo 12, se nos invita a vivir una vida completamente entregada a Dios, no solo en palabras, sino en hechos y en la transformación de nuestro ser. La buena noticia del evangelio es que, por medio de la obra de Jesucristo, hemos sido liberados no solo de la consecuencia del pecado, sino que ahora somos siervos de Dios, llamados a vivir en su gracia y amor. Nada puede separarnos de ese amor: ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir. Somos un solo pueblo, el pueblo de Dios, aunque imperfectos y con diferencias, unidos por la obra de Cristo.
La vida cristiana no es una vida de conformismo con el mundo, sino de transformación. Pablo nos exhorta a no conformarnos a este siglo, sino a ser transformados por la renovación de nuestro entendimiento. Esto implica un sacrificio vivo, una entrega diaria, que va más allá de lo superficial y nos lleva a buscar y discernir la voluntad de Dios en cada aspecto de nuestra vida. El ejemplo de Jim Elliot, quien entregó su vida en las selvas de Ecuador por amor a Cristo y a los no alcanzados, nos desafía a considerar qué significa realmente vivir como sacrificio vivo.
La voluntad de Dios no siempre es fácil ni cómoda, pero es buena, agradable y perfecta. No se trata de buscar agradar a los hombres o a nosotros mismos, sino de agradar a Dios, aun cuando eso implique sacrificio y renuncia. La Palabra de Dios nos lava, nos renueva y nos capacita para vivir de acuerdo a su voluntad. Así, somos llamados a vivir no solo como oyentes, sino como hacedores, permitiendo que la gracia de Dios transforme cada área de nuestra vida y nos una como un solo pueblo, a pesar de nuestras diferencias y luchas.
Las buena nuevas esque por medio del evangelio Somo liberados no solo consequencia del pecado aura somos siervos de Dios. [00:11:22] (40 seconds) #LiberacionPorElEvangelio
Las buenas nuevas Si esquenada no separar de la mor de Dios Nila muerte ni la vida, ni Angele ni principado Nipotestad Nilo presentevas isodelos gentiles y jurios. [00:12:15] (27 seconds) #AmorInquebrantableDeDios
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