En Romanos capítulo 12, se nos invita a vivir una vida completamente entregada a Dios, no solo en palabras, sino en hechos y en la transformación de nuestro ser. La buena noticia del evangelio es que, por medio de la obra de Jesucristo, hemos sido liberados no solo de la consecuencia del pecado, sino que ahora somos siervos de Dios, llamados a vivir en su gracia y amor. Nada puede separarnos de ese amor: ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir. Somos un solo pueblo, el pueblo de Dios, aunque imperfectos y con diferencias, unidos por la obra de Cristo.
La vida cristiana no es una vida de conformismo con el mundo, sino de transformación. Pablo nos exhorta a no conformarnos a este siglo, sino a ser transformados por la renovación de nuestro entendimiento. Esto implica un sacrificio vivo, una entrega diaria, que va más allá de lo superficial y nos lleva a buscar y discernir la voluntad de Dios en cada aspecto de nuestra vida. El ejemplo de Jim Elliot, quien entregó su vida en las selvas de Ecuador por amor a Cristo y a los no alcanzados, nos desafía a considerar qué significa realmente vivir como sacrificio vivo.
La voluntad de Dios no siempre es fácil ni cómoda, pero es buena, agradable y perfecta. No se trata de buscar agradar a los hombres o a nosotros mismos, sino de agradar a Dios, aun cuando eso implique sacrificio y renuncia. La Palabra de Dios nos lava, nos renueva y nos capacita para vivir de acuerdo a su voluntad. Así, somos llamados a vivir no solo como oyentes, sino como hacedores, permitiendo que la gracia de Dios transforme cada área de nuestra vida y nos una como un solo pueblo, a pesar de nuestras diferencias y luchas.
Key Takeaways
- 1. La verdadera libertad en Cristo no es solo la liberación de la consecuencia del pecado, sino la invitación a ser siervos de Dios, viviendo bajo su gracia y amor, sin temor a ser separados de Él por ninguna circunstancia de la vida. Esta seguridad nos da identidad y propósito, recordándonos que somos parte de un solo pueblo, el pueblo de Dios, a pesar de nuestras imperfecciones. [12:01]
- 2. La transformación cristiana es un proceso continuo que requiere no conformarse a los patrones de este mundo. Renovar nuestro entendimiento implica dejar que la Palabra de Dios moldee nuestra manera de pensar, sentir y actuar, para que podamos discernir y vivir la voluntad de Dios en lo cotidiano. [19:59]
- 3. El sacrificio vivo que Dios pide no es un acto puntual, sino una entrega diaria y voluntaria de nuestra vida. Inspirados por ejemplos como Jim Elliot, somos llamados a considerar qué áreas de nuestra vida necesitan ser entregadas a Dios, aun cuando eso implique incomodidad o riesgo. [19:59]
- 4. La voluntad de Dios no siempre coincide con nuestros deseos o expectativas, pero siempre es buena, agradable y perfecta. Buscar agradar a Dios por encima de todo nos desafía a renunciar a la aprobación del mundo y a confiar en que su camino es mejor, aunque no siempre lo entendamos. [12:01]
- 5. La unidad en la iglesia no se basa en la perfección, sino en la gracia que hemos recibido en Cristo. A pesar de nuestras diferencias, conflictos y desacuerdos, somos llamados a amarnos y a caminar juntos como un solo pueblo, reflejando el amor sacrificial de Jesús en nuestras relaciones. [12:01]
** [12:01]
Youtube Chapters
- [00:00] - Welcome
- [00:30] - Introducción y saludo
- [01:15] - Confianza en Dios en medio de la reforma
- [02:40] - Romanos 12: Llamado a la transformación
- [04:10] - La buena noticia del evangelio
- [06:00] - Liberación y nueva identidad en Cristo
- [08:20] - Nada nos separa del amor de Dios
- [10:45] - Un solo pueblo en Cristo
- [12:01] - Unidad en medio de la imperfección
- [14:30] - Resumen de la gracia en Romanos
- [16:00] - El ejemplo de Jim Elliot
- [19:59] - Sacrificio vivo y entrega total
- [22:10] - No conformarse al mundo
- [24:00] - Renovación del entendimiento
- [26:00] - Discerniendo la voluntad de Dios
- [28:00] - Llamado final a la entrega y unidad
