La escena de la transfiguración muestra a Jesús como el Hijo glorioso cuya belleza y autoridad deben cautivar el corazón antes que la obediencia; primero se contempla su gloria en oración y encuentro, y luego la voz del Padre exige escuchar y obedecer todo lo que él diga, pues la obediencia auténtica brota de haber sido deslumbrado por su hermosura. [00:37]
Luke 9:28-36 (ESV)
Now about eight days after these sayings he took with him Peter and John and James and went up on the mountain to pray. And as he was praying, the appearance of his face was altered, and his clothing became dazzling white. And behold, two men were talking with him, Moses and Elijah, who appeared in glory and were speaking of his departure, which he was about to accomplish at Jerusalem. Now Peter and those who were with him were heavy with sleep, but when they became fully awake they saw his glory and the two men who stood with him. And as the men were parting from him, Peter said to Jesus, “Master, it is good that we are here. Let us make three tents, one for you and one for Moses and one for Elijah”—not knowing what he said. As he was saying these things, a cloud came and overshadowed them, and they were afraid as they entered the cloud. And a voice came out of the cloud, saying, “This is my Son, my Chosen; listen to him!” And when the voice had spoken, Jesus was found alone. And they kept silent and told no one in those days anything of what they had seen.
Reflection: Hoy durante 10 minutos en silencio, fija tu atención en Jesús (puede ser leyendo un pasaje breve sobre su belleza) y luego escribe una acción concreta que surgió de ese tiempo de contemplación para ser obedecida esta semana; ¿qué vas a hacer primero y cuándo lo harás?
Moisés pidió ver la gloria de Dios y recibió una manifestación limitada: la gloria de Dios es tan pura que el pecado no puede soportarla, por eso Dios mismo protege al que la contempla; anhelar la presencia de Dios es bueno, pero también requiere humildad, reconocimiento del propio pecado y dependencia de la misericordia para acercarse. [12:34]
Exodus 33:18-23 (ESV)
And he said, “Please show me your glory.” And he said, “I will make all my goodness pass before you and will proclaim before you my name ‘The LORD.’ And I will be gracious to whom I will be gracious, and will show mercy on whom I will show mercy. But,” he said, “you cannot see my face, for man shall not see me and live.” And the LORD said, “Behold, there is a place by me where you shall stand on the rock, and while my glory passes by I will put you in a cleft of the rock, and I will cover you with my hand until I have passed by.” Then I will take away my hand, and you shall see my back, but my face shall not be seen.
Reflection: En tu tiempo de oración hoy, pídele a Dios que te muestre su gloria y luego escribe tres obstáculos concretos (pecados, hábitos, prioridades) que te impiden contemplarlo; escoge uno de ellos y toma una acción práctica esta semana para removerlo — ¿qué harás y cuándo?
El rostro resplandeciente de Moisés recuerda que quienes se encuentran con la gloria de Dios no poseen esa luz, sino que la reflejan; la transformación auténtica no es mérito humano sino el efecto de estar cara a cara con Dios y luego volver a la comunidad con humildad para que otros también vean su resplandor. [14:37]
Exodus 34:29-35 (ESV)
When Moses came down from Mount Sinai, with the two tablets of the testimony in his hand as he came down from the mountain, Moses did not know that the skin of his face shone because he had been talking with God. And when Aaron and all the people of Israel saw Moses, behold, the skin of his face shone, and they were afraid to come near him. But Moses called to them, and Aaron and all the leaders of the congregation returned to him, and Moses spoke with them. Afterward all the people of Israel came near, and he commanded them all that the LORD had spoken with him in Mount Sinai. And when Moses had finished speaking with them, he put a veil over his face. Whenever Moses went in before the LORD to speak with him, he would take the veil off, until he came out. And when he came out and told the people of Israel what he was commanded, the people of Israel would see the face of Moses that the skin of Moses' face was shining. And Moses would put the veil over his face again until he went in to speak with him.
Reflection: Piensa en una persona en tu familia, trabajo o comunidad que necesita ver a Cristo a través de ti; diseña hoy un acto concreto de servicio o una conversación esta semana para apuntarles a Jesús — ¿qué harás y cuándo lo harás?
Jesús conecta su glorificación con la entrega en la cruz: como el grano que muere para producir fruto, la mayor gloría de Cristo se manifiesta cuando se da y su entrega hace posible fruto abundante; la escena de la transfiguración apunta hacia Jerusalén donde la gloria y la cruz se encuentran. [35:53]
John 12:23-24 (ESV)
And Jesus answered them, “The hour has come for the Son of Man to be glorified. Truly, truly, I say to you, unless a grain of wheat falls into the earth and dies, it remains alone; but if it dies, it bears much fruit.”
Reflection: Identifica hoy una comodidad, ambición o reputación que estás sosteniendo que impide que haya fruto; decide un paso concreto y entregado (por ejemplo, confesarlo a alguien, renunciar a una actividad, ofrecer tiempo en servicio) que vas a hacer esta semana para permitir que "muera" y produzca fruto — ¿qué harás exactamente y cuándo?
La obediencia humilde de Cristo hasta la muerte fue seguida por la exaltación por parte del Padre; ese mismo Cristo humillado y exaltado es quien te invita a dejar de esforzarte para impresionarlo y, en cambio, a descansar en su gracia y obedecer desde el gozo de haber sido ya vestido con su justicia. [36:33]
Philippians 2:8-9 (ESV)
And being found in human form, he humbled himself by becoming obedient to the point of death, even death on a cross. Therefore God has highly exalted him and bestowed on him the name that is above every name.
Reflection: ¿En qué área de tu vida intentas impresionar a Dios por esfuerzo propio? Escoge hoy un hábito concreto para reemplazar el rendimiento por descanso en la gracia de Cristo (por ejemplo, una breve oración de entrega al iniciar el día); ¿qué hábito dejarás y cuál será la nueva práctica que empezarás hoy?
Seguimos en Lucas 9:28-36 contemplando a Jesús en el monte, orando, transfigurado ante Pedro, Juan y Jacobo. Su rostro cambia, su ropa resplandece y aparecen Moisés y Elías hablando con Él sobre su “partida” que estaba por cumplir en Jerusalén. Luego, una nube cubre el lugar y el Padre habla: “Este es mi Hijo, mi escogido. Oigan a él.” En esta escena, Dios nos muestra quién es Jesús y cómo debemos responderle. No es un profeta más ni un gran maestro; Él es la fuente misma de la gloria divina. Moisés y Elías, quienes conocieron destellos de esa gloria, ahora están ante Aquel que es la luz en persona.
Traje esta escena a nuestra lucha diaria con la carga de los mandatos de Jesús. Muchos nos cansamos intentando orar más, pecar menos y “dar la talla”. El orden del cielo es distinto: primero la visión de la gloria, luego la obediencia. “Oírlo” no es solo escuchar, es rendirnos en obediencia, pero esa obediencia nace cuando su hermosura cautiva el corazón. Cuando la gloria de Cristo se vuelve deleite y no deber, lo que antes era lista de tareas se transforma en fruto natural de adoración.
También señalé que la transfiguración no apunta a un escape emocional, sino a la cruz. Lucas dice que Moisés y Elías hablaban de la “partida” de Jesús. La gloria del monte anticipa la gloria del Calvario: en un monte el Padre habla, en el otro guarda silencio; en uno Jesús resplandece, en el otro se cubre de oscuridad; en uno lo acompañan Moisés, Elías y discípulos, en el otro cuelga entre criminales. La majestad y el amor se besan en la cruz, y gracias a ese Hijo glorioso que se humilló, ahora podemos acercarnos sin ser consumidos.
Mi llamado fue sencillo: deja de correr tras el rendimiento espiritual para impresionar a Dios. No necesitas impresionar a Dios; necesitas impresionarte con Él. Contempla su gloria—en el texto, en la historia, en la cruz—y desde ese gozo, obedece. Ahí hay descanso para el alma cansada y gasolina verdadera para una vida santa.
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