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Buenos días, Iglesia y Esperanza. Hoy quiero compartir con ustedes la importancia del descanso y la paz en nuestras vidas, especialmente en las mañanas, cuando podemos experimentar la presencia de Dios. Aunque no siempre me ha gustado levantarme temprano, he aprendido a valorar ese tiempo de tranquilidad y conexión con Dios. Les animo a que también busquen esos momentos de reposo y disfruten de la paz que solo Él puede ofrecer.
Continuamos nuestro estudio del capítulo 16 del libro de Hechos, donde Pablo y Silas enfrentan diversas pruebas en Filipos. Una joven esclava, poseída por un espíritu de adivinación, los seguía proclamando que eran siervos del Dios Altísimo. Aunque decía la verdad, su presencia dificultaba la misión de Pablo, quien finalmente expulsó al demonio. Esto enfureció a los dueños de la joven, ya que perdieron su fuente de ingresos, y llevaron a Pablo y Silas ante las autoridades, quienes los encarcelaron injustamente.
En la prisión, Pablo y Silas oraron y cantaron himnos a Dios, y un terremoto abrió las puertas de la cárcel. El carcelero, temiendo por su vida, preguntó qué debía hacer para ser salvo. Pablo y Silas le respondieron que creyera en el Señor Jesús y sería salvo, él y su familia. Este evento nos recuerda que la salvación es un regalo de Dios, accesible a todos los que creen en Jesús.
La salvación implica ser rescatados del pecado y de la muerte eterna. Todos hemos pecado y estamos separados de Dios, pero a través de Jesús, podemos ser reconciliados y recibir vida eterna. La ley de Dios nos muestra nuestra necesidad de un Salvador, y Jesús cumplió esa ley en la cruz, pagando el precio por nuestros pecados. Al creer en Él, somos liberados del poder del pecado y de la muerte.
Finalmente, la historia del carcelero y su familia nos enseña que la salvación es personal y requiere una respuesta individual. No podemos depender de la fe de otros; cada uno debe decidir seguir a Jesús. El bautismo es una expresión pública de esa fe, y es motivo de gran celebración en el cielo y en la tierra.
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Key Takeaways
- 1. El valor del descanso y la paz en Dios: Tomar tiempo en las mañanas para conectarse con Dios puede transformar nuestro día. Es un lujo levantarse temprano y disfrutar de la presencia de Dios, permitiendo que su paz y descanso llenen nuestras vidas. [01:52]
- 2. La salvación es un regalo de Dios: La historia de Pablo y Silas en la cárcel de Filipos nos recuerda que la salvación es un regalo gratuito de Dios, accesible a todos los que creen en Jesús. No podemos ganarla por nuestras obras; solo necesitamos creer y recibir lo que Él ha hecho por nosotros. [47:00]
- 3. El poder del pecado y la ley: La ley de Dios nos muestra nuestra necesidad de un Salvador, ya que todos hemos pecado y estamos separados de Dios. Jesús cumplió la ley en la cruz, pagando el precio por nuestros pecados y liberándonos del poder del pecado y de la muerte. [42:34]
- 4. La salvación es personal e individual: Cada persona debe decidir seguir a Jesús por sí misma. No podemos depender de la fe de otros, y cada uno debe responder a la oferta de salvación de Dios. El bautismo es una expresión pública de esa fe y un motivo de gran celebración. [62:59]
- 5. Dios trabaja en los lugares más oscuros: Incluso en las situaciones más difíciles y oscuras, como la prisión de Filipos, Dios está obrando. Él tiene un propósito para nuestras vidas y puede traer luz en medio de la oscuridad, liberándonos de la prisión del pecado. [54:45]
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Youtube Chapters
- [00:00] - Welcome
- [01:52] - El valor del descanso y la paz en Dios
- [11:45] - Anuncios y actividades de la iglesia
- [17:50] - Continuación del estudio de Hechos 16
- [22:53] - La importancia de la salvación
- [29:38] - El poder del pecado y la ley
- [35:03] - La realidad del infierno y la segunda muerte
- [40:00] - El sacrificio de Jesús y la justicia de Dios
- [45:35] - La historia del carcelero y su familia
- [51:55] - La celebración de la salvación y el bautismo
- [58:28] - Diferencias culturales y la salvación individual
- [64:50] - La expresión de la fe a través del bautismo
- [68:39] - Oración y adoración final