Dios llamó a Abraham a dejar su tierra y su parentela, pidiéndole que confiara en una promesa sin conocer todos los detalles del futuro. Abraham respondió con fe, saliendo de su zona de comodidad y obedeciendo la voz de Dios, lo que lo llevó a ser conocido como el padre de la fe. Esta historia nos invita a reflexionar sobre las veces que Dios nos pide dar pasos de fe, aun cuando no tenemos todas las respuestas, confiando en que Su plan es mejor que el nuestro. [16:01]
Génesis 12:1-3 (RVR1960)
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Reflexión: ¿Hay alguna área en tu vida donde Dios te está pidiendo dar un paso de fe sin tener todas las respuestas? ¿Qué decisión concreta puedes tomar hoy para obedecerle, confiando en Su promesa?
Dios no solo le dio una promesa a Abraham, sino que también le cambió el nombre, dándole una nueva identidad y propósito. Este cambio simboliza cómo Dios transforma nuestra vida y nos da una identidad basada en Su llamado, no en nuestro pasado. Así como Abraham pasó a ser Abraham, padre de multitudes, Dios desea que vivamos conforme a la identidad que Él nos otorga, recordando que somos parte de Su propósito eterno. [33:12]
Génesis 17:1-6 (RVR1960)
Era Abram de edad de noventa y nueve años cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.
Reflexión: ¿De qué manera has permitido que tu pasado o tus errores definan tu identidad? ¿Cómo puedes hoy abrazar la identidad y el propósito que Dios te ha dado?
La historia de Abraham, Isaac y Jacob muestra cómo la preferencia de un hijo sobre otro puede traer división, dolor y enemistad en la familia. La falta de sabiduría en la crianza y el favoritismo generaron conflictos que trascendieron generaciones, recordándonos la responsabilidad de ser padres justos y amorosos, procurando la paz y la unidad entre nuestros hijos. [43:53]
Génesis 25:27-28 (RVR1960)
Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas. Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob.
Reflexión: Si eres padre o madre, ¿hay alguna actitud de preferencia que debas corregir para evitar heridas en tus hijos? Si no eres padre, ¿cómo puedes promover la unidad y el amor en tu familia o comunidad hoy?
Jacob luchó con el ángel de Dios, negándose a soltarlo hasta recibir una bendición, lo que resultó en un cambio de nombre y de destino. Esta actitud de perseverancia y hambre espiritual nos enseña a no conformarnos con lo superficial, sino a buscar a Dios con intensidad hasta experimentar Su transformación en nuestras vidas, especialmente en tiempos de crisis o conflicto. [01:04:14]
Génesis 32:24-28 (RVR1960)
Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Reflexión: ¿En qué área de tu vida necesitas buscar a Dios con mayor perseverancia? ¿Qué acción concreta puedes tomar hoy para no soltarlo hasta recibir Su bendición y transformación?
A lo largo de la historia de Abraham, Isaac, Jacob y José, vemos que Dios es fiel para cumplir Sus promesas, incluso cuando las circunstancias parecen imposibles o adversas. Aunque hubo esterilidad, traición, cautiverio y sufrimiento, Dios usó cada situación para multiplicar y bendecir a Su pueblo, mostrándonos que Su fidelidad trasciende nuestras limitaciones y errores. [01:11:29]
Hebreos 10:23 (RVR1960)
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
Reflexión: ¿Qué promesa de Dios te cuesta creer hoy debido a tus circunstancias? ¿Cómo puedes recordarte y declarar la fidelidad de Dios sobre tu vida en medio de la dificultad?
En esta cuarta clase de discipulado, se explora la cuarta dispensación, un periodo clave en la historia bíblica que abarca desde la dispersión de Babel hasta el cautiverio de Israel en Egipto. Se comienza recordando cómo, tras el diluvio, la humanidad se divide en dos simientes: una bendita y otra que se aparta de Dios, dando origen a culturas como Babilonia y Egipto, marcadas por la idolatría y la corrupción. En contraste, Dios escoge a Abraham de la simiente bendita para apartarlo y establecer un linaje santo, prometiéndole una descendencia incontable y una tierra especial.
Abraham es llamado a salir de su tierra y confiar en Dios sin saber exactamente a dónde va, mostrando una fe ejemplar. A lo largo de su vida, Abraham enfrenta desafíos, como la esterilidad de su esposa Sara, pero Dios cumple su promesa dándole a Isaac. La historia se complica con la llegada de Ismael, hijo de la sierva Agar, lo que genera tensiones familiares y futuras enemistades entre los descendientes.
Isaac, al igual que su padre, enfrenta la esterilidad en su esposa Rebeca, pero Dios responde y le concede gemelos: Esaú y Jacob. Desde el vientre, los hermanos rivalizan, y la primogenitura, símbolo de bendición y herencia, se convierte en motivo de conflicto. Jacob, con la ayuda de su madre, engaña a Isaac para recibir la bendición destinada a Esaú, lo que provoca una enemistad profunda y la huida de Jacob.
En su exilio, Jacob tiene un encuentro transformador con Dios, quien le cambia el nombre a Israel, marcando un nuevo comienzo. De Jacob nacen las doce tribus de Israel, y la historia de José, el hijo preferido, muestra cómo la preferencia de los padres puede causar divisiones y dolor, pero también cómo Dios puede usar las circunstancias adversas para cumplir sus propósitos.
Finalmente, la descendencia de Israel crece en Egipto hasta convertirse en un pueblo numeroso, lo que lleva a su esclavitud bajo los egipcios. Este cautiverio marca el final de la cuarta dispensación y prepara el escenario para la liberación a través de Moisés. A través de estas historias, se resalta la importancia de la obediencia, la fe, la paternidad sabia y la confianza en las promesas de Dios, así como las consecuencias de nuestras decisiones familiares y espirituales.
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