Dios le prometió a Abraham un hijo cuando parecía imposible, y aunque Abraham y Sara intentaron ayudar a Dios por sus propios medios, finalmente la promesa se cumplió en el tiempo perfecto de Dios, mostrando que Su fidelidad no depende de nuestras circunstancias ni de nuestros errores. La historia de Abraham nos enseña a confiar en la palabra de Dios aun cuando la espera sea larga y la lógica humana nos lleve a la frustración o a buscar atajos, porque Dios siempre cumple lo que promete y su plan es mejor que el nuestro. [23:35]
Génesis 15:4 (RVR1960):
"Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará."
Reflexión: ¿En qué área de tu vida te has sentido tentado a “ayudar” a Dios porque la respuesta parece tardar? ¿Puedes hoy entregarle esa frustración y confiar en Su tiempo perfecto?
Abraham fue probado por Dios cuando le pidió que sacrificara a su hijo Isaac, el hijo de la promesa, y aunque fue una prueba dolorosa y difícil de entender, Abraham obedeció confiando en la fidelidad de Dios, quien finalmente proveyó un sustituto y reafirmó Su bendición sobre Abraham y su descendencia. Esta historia nos reta a poner a Dios por encima de nuestros tesoros más preciados, recordando que la verdadera fe se demuestra en la obediencia, aun cuando no comprendamos el propósito de la prueba. [34:06]
Génesis 22:9-12, 16-18 (RVR1960):
"Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único...
...y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz."
Reflexión: ¿Qué cosa o persona valoras tanto que te costaría entregársela a Dios? ¿Cómo puedes demostrarle hoy tu confianza y obediencia, aun en lo difícil?
La historia de Esaú y Jacob nos muestra cómo a veces menospreciamos las bendiciones espirituales por satisfacer necesidades inmediatas, y cómo las decisiones impulsivas pueden tener consecuencias duraderas; Jacob, aunque con engaño, valoró la primogenitura y la bendición, mientras que Esaú la despreció por un plato de comida. Esto nos invita a reflexionar sobre el valor que damos a las promesas y bendiciones de Dios, y a no cambiarlas por placeres pasajeros o soluciones rápidas. [43:36]
Génesis 25:29-34 (RVR1960):
"Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura."
Reflexión: ¿Hay alguna bendición o llamado de Dios que has estado menospreciando o postergando por algo temporal? ¿Qué decisión concreta puedes tomar hoy para valorar lo que Dios te ha dado?
Jacob, tras años de engaños y conflictos, tuvo un encuentro con Dios donde luchó toda la noche y no soltó al ángel hasta recibir la bendición, y en ese momento Dios le cambió el nombre a Israel, marcando el inicio de una nueva identidad y propósito; este cambio fue fruto de la perseverancia, la humildad y el deseo de ser transformado por Dios. Así, Dios puede cambiar nuestra historia y darnos una nueva identidad cuando nos rendimos y buscamos Su bendición con todo el corazón. [57:48]
Génesis 32:24-28 (RVR1960):
"Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido."
Reflexión: ¿En qué área de tu vida necesitas dejar de huir y empezar a luchar en oración hasta recibir la transformación de Dios? ¿Qué paso concreto puedes dar hoy para buscar esa bendición?
La historia de José y sus hermanos muestra que, aunque enfrentemos traiciones, injusticias o tiempos difíciles, Dios puede usar todo para cumplir Su propósito y traer bendición a muchos; José, vendido por sus hermanos, llegó a ser instrumento de salvación para su familia y para naciones enteras, demostrando que el plan de Dios es más grande que nuestras heridas y que Él puede redimir cualquier situación. Aun en la adversidad, Dios sigue obrando y Su fidelidad permanece. [01:02:41]
Génesis 45:4-8 (RVR1960):
"Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón, y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto."
Reflexión: ¿Qué situación difícil o dolorosa puedes hoy entregar a Dios, creyendo que Él puede usarla para bien y para Su propósito? ¿Cómo puedes confiar en Su soberanía en medio de la adversidad?
Hoy recorrimos la historia de la cuarta dispensación, abarcando desde el llamado de Abraham hasta la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto. Vimos cómo Abraham, a pesar de tener riquezas y una vida cómoda, anhelaba profundamente un hijo. Dios le prometió que sería padre de multitudes, pero en medio de la espera, tanto él como Sara intentaron forzar el cumplimiento de la promesa a través de Agar, lo que trajo consecuencias y tensiones familiares. Sin embargo, Dios permaneció fiel y, en el tiempo señalado, Sara dio a luz a Isaac, el hijo de la promesa.
La vida de Abraham nos muestra la importancia de la fe y la obediencia, especialmente cuando Dios le pidió sacrificar a Isaac. Abraham estuvo dispuesto a entregar lo más preciado, demostrando que su confianza estaba en Dios y no en las bendiciones recibidas. Por su obediencia, Dios reafirmó su promesa de multiplicar su descendencia y bendecir a todas las naciones a través de ella.
Isaac, el hijo de la promesa, también enfrentó desafíos, especialmente en su familia con Rebeca y sus hijos Esaú y Jacob. La rivalidad entre los hermanos, marcada por la venta de la primogenitura y el engaño para obtener la bendición, nos recuerda cómo las decisiones impulsivas y la falta de valoración de lo espiritual pueden traer división y dolor. Sin embargo, Dios sigue obrando incluso en medio de nuestras imperfecciones.
Jacob, tras huir de su hermano, vivió años de servicio y lucha, pero también de bendición y transformación. Su encuentro con el ángel y el cambio de nombre a Israel marcan el nacimiento del pueblo que llevaría ese nombre. De sus hijos nacen las doce tribus de Israel, y a través de la historia de José, vemos cómo Dios usa incluso las traiciones y el sufrimiento para cumplir sus propósitos y preservar a su pueblo.
Finalmente, la llegada de Israel y su familia a Egipto, la multiplicación del pueblo y su posterior esclavitud preparan el escenario para la siguiente etapa de la historia bíblica. Todo este recorrido nos enseña sobre la fidelidad de Dios, la importancia de la fe, y cómo Él cumple sus promesas a pesar de nuestras debilidades y errores.
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