En mi sermón de hoy, reflexioné sobre la naturaleza de las tormentas en nuestras vidas y cómo podemos entenderlas y enfrentarlas con fe. Hablé sobre cómo Dios no nos habla de tormentas sin solución y cómo debemos cansarnos de vivir en la tormenta y volvernos a Dios de todo corazón. Compartí sueños recurrentes que he tenido sobre choques y cómo estos pueden ser advertencias para tener cuidado en cómo conducimos nuestras vidas, ya que somos los conductores de nuestro destino.
Hablé sobre las diferencias entre las tormentas que enfrentamos: algunas son el resultado de nuestras propias acciones y pecados, mientras que otras son pruebas de nuestra fe permitidas por Dios. También mencioné que hay tormentas provocadas por el enemigo, que busca destruirnos, pero que incluso estas pueden convertirse en testimonios de la fidelidad y el poder de Dios.
Enfatizé la importancia de la unidad en la iglesia y cómo Dios nos ha traído a esta congregación por una razón santa. Hablé a los jóvenes, instándolos a alinearse con Dios si quieren ser usados poderosamente por Él. También abordé la idea de que Dios puede usar a cualquiera, independientemente de su formación o educación, y cómo nuestra iglesia ha sido bendecida con mensajes poderosos a pesar de no seguir un formato convencional.
Finalmente, animé a la congregación a reconocer la fuente de sus tormentas y a buscar a Dios para la solución, recordándoles que Él tiene control sobre todas las cosas y que las tormentas en nuestras vidas tienen un propósito divino.
Key Takeaways
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