Jesús amó a sus discípulos hasta el final, mostrando un amor constante, sacrificial y perfecto que se manifestó en servirles, lavarles los pies y entregar su vida por ellos. Este amor no se basa en méritos humanos ni en rituales religiosos, sino en la gracia y la bondad de Dios, que nos invita a abandonarnos en su sacrificio y a recibir su perdón y presencia. Cuando reconocemos que no hay nada que podamos hacer para merecer este amor, experimentamos la plenitud de la gracia y la comunión con Dios, quien se deleita en habitar en nosotros por su Espíritu Santo. [06:27]
Juan 13:1 (NTV)
"Antes de la celebración de la Pascua, Jesús sabía que había llegado su momento para dejar este mundo y regresar a su Padre. Había amado a sus discípulos durante el ministerio que realizó en la tierra y ahora los amó hasta el final."
Reflexión: ¿En qué área de tu vida necesitas dejar de intentar ganarte el amor de Dios y simplemente recibirlo como un regalo inmerecido hoy?
El mandamiento de Jesús es claro: amarnos unos a otros como Él nos ha amado, no con un amor superficial o hipócrita, sino con un amor que nace de la naturaleza divina y se demuestra en acciones concretas, paciencia y perdón. Este amor es la señal que nos identifica como discípulos de Jesús y es la manera en que experimentamos la plenitud de su presencia en medio de la comunidad. Amar así implica cubrir faltas, servirnos mutuamente y dejar de lado el rencor, permitiendo que la luz de Cristo brille en nuestras relaciones. [07:39]
Juan 13:34-35 (NTV)
"Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: Ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos."
Reflexión: ¿Quién en tu comunidad necesita hoy experimentar el amor de Cristo a través de ti, y cómo puedes servirle de manera práctica?
Dios nos ha dado grandes y preciosas promesas para que, por medio de ellas, participemos de su naturaleza divina, no por nuestros méritos, sino por su gloria y excelencia. El pecado opacó este propósito, pero en Cristo somos restaurados para vivir en santidad, justicia y amor, huyendo de la corrupción del mundo. Esta participación no es resultado de rituales o esfuerzos humanos, sino de recibir y confiar en la obra de Cristo, quien nos limpia y nos hace partícipes de su vida. [12:53]
2 Pedro 1:3-4 (NTV)
"Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia. Y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo causada por los deseos humanos."
Reflexión: ¿De qué manera puedes hoy descansar en la promesa de que Dios te ha hecho partícipe de su naturaleza, en vez de tratar de lograrlo por tus propias fuerzas?
Aun cuando fallamos, como Pedro al negar a Jesús, la gracia de Dios nos busca, nos restaura y nos llama a seguirle de nuevo. Jesús no rechaza a Pedro por su imperfección, sino que lo afirma, lo cubre de bondad y le encomienda cuidar de otros. Así, nuestros fracasos no nos descalifican, sino que se convierten en oportunidades para experimentar la restauración y el llamado renovado de Dios, quien nos invita a vivir para Él con el poder de su Espíritu. [25:26]
Juan 21:15-17 (NTV)
"Después del desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? —Sí, Señor —contestó Pedro—, tú sabes que te quiero. —Entonces, alimenta a mis corderos —le dijo Jesús. Jesús repitió la pregunta: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? —Sí, Señor —dijo Pedro—, tú sabes que te quiero. —Entonces, cuida de mis ovejas —dijo Jesús. Le preguntó por tercera vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se sintió herido de que Jesús le dijera la tercera vez: “¿Me quieres?”. —Señor, tú sabes todo; tú sabes que yo te quiero. —Entonces, alimenta a mis ovejas —dijo Jesús."
Reflexión: ¿Hay algún fracaso o pecado pasado que aún te impide servir a Dios? ¿Cómo puedes hoy recibir su restauración y responder a su llamado?
Seguir a Jesús no depende de nuestra fuerza o determinación, sino del poder de la resurrección y la presencia del Espíritu Santo en nosotros. Antes, Pedro no podía seguir a Jesús hasta el final, pero después de la resurrección, recibe la promesa y el poder para amar y servir hasta entregar su vida. Así también, somos llamados a depender del Espíritu, confiando en que Él nos capacita para vivir y amar como verdaderos discípulos, aun en medio de pruebas y oposición. [27:30]
Hechos 1:8 (NTV)
"Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra."
Reflexión: ¿En qué situación específica necesitas hoy depender del poder del Espíritu Santo para seguir a Jesús con valentía y amor?
En las últimas horas de su vida, Jesús no se enfocó en recordar milagros, dar consejos morales o exigir rituales religiosos. En cambio, se mostró vulnerable ante sus discípulos, lavando sus pies y compartiendo su angustia, especialmente por aquel que lo traicionaría. Este acto de humildad y servicio fue la máxima expresión de su amor constante, sacrificial y perfecto, un amor que los amó hasta el final, hasta el último latido. Jesús les dio un ejemplo para que lo siguieran: “Así como yo les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros”. No se trata solo de saberlo como información, sino de experimentarlo y vivirlo.
Todos los discípulos, considerados por la sociedad como pecadores de mala fama, estaban sentados sobre la gracia y la bondad de Dios, no por sus méritos, sino por la excelencia y gloria de Cristo. Participar de la naturaleza divina no es resultado de rituales o sacrificios humanos, sino de la gracia que Dios otorga a través de Jesús. El amor de Dios no es como el de los dioses griegos, distante y egoísta, sino cercano, humilde y dispuesto a servir. En Cristo, se restaura el propósito original de Dios: que los seres humanos participen de su naturaleza divina, de su santidad, justicia y amor.
Jesús, en su angustia, da un nuevo mandamiento: “Ámense unos a otros como yo los he amado”. Este amor no es solo una emoción o decisión, sino una participación en la naturaleza divina. Es el amor que cubre multitud de faltas y que se vive en comunidad, no de manera individual. La plenitud del amor de Dios se experimenta a través de otros creyentes, en el servicio mutuo, en la paciencia, bondad y humildad.
Pedro, en su deseo de seguir a Jesús hasta la muerte, descubre que no es por su propio esfuerzo que puede hacerlo, sino por la promesa y el pacto de Dios, cumplidos en Cristo. No es nuestro sacrificio lo que nos acerca a Dios, sino la fe en lo que Él ha hecho. Incluso en nuestras derrotas y fracasos, Jesús nos espera con gracia, restaurándonos y llamándonos a seguirle, ahora sí, con el poder de su Espíritu y la esperanza de la resurrección.
Jesús se muestra muy vulnerable, muy, muy vulnerable. Hincado ante ellos les entrega su corazón, les lava los pies y les muestra su angustia. Su gran angustia por aquel que lo entregará. Dice así Juan en el capítulo 13 verso 1 que antes de la celebración de la Pascua, en ese momento único, Jesús sabía que había llegado su momento para dejar este mundo y regresar a su Padre. Había amado a sus discípulos durante el ministerio que realizó en la tierra y ahora los amó hasta el final. Los amó hasta el final, hasta el último latido. Significa que les mostró la plenitud y les mostraría días después esta plenitud al ir a la cruz del Calvario. Su amor lo llevaría a servir, sufrir y dar su vida por sus discípulos. Es un amor constante, un amor constante, un amor sacrificial, un amor perfecto, único. [00:00:38] (69 seconds) #AmorSacrificialHastaElFinal
Ninguno merecedor del lugar que ocupaba, todos ellos recargados en la gracia y sentados sobre la bondad de Dios. Me imagino que el apóstol Pedro al recordar esta escena escribe en su carta, en su segunda carta: Debido a su gloria y excelencia, debido a su gloria y su excelencia, no debido a mis glorias y mis excelencias. No es debido a que yo cumplo ciertos rituales, ciertas exigencias, no es que yo soy bueno, no es que yo hago algo para que Dios me acepte. Es que debido a su gloria y excelencia nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina. [00:03:17] (56 seconds) #GraciaYPromesasDivinas
Se quita el manto. Se arrodilla ante cada uno de ellos. Les lava la suciedad de los pies. Les seca con una toalla sus pies. Y de pronto la angustia. Y de pronto la angustia. A su corazón la angustia que siente no sólo por Judas quien lo traicionaría sino la angustia que siente por sus discípulos porque está a punto de partir. Hay una ventana de tiempo donde ellos estarían solos. El mismo evangelio nos dice que se escondieron después de la crucifixión por miedo a seguir a correr la misma suerte que su maestro. [00:07:29] (37 seconds) #AngustiaYAmorEnElServicio
Ahora les doy un nuevo mandamiento, amense unos a otros tal como yo los he amado. No es este amor que nace de la emoción aunque es válido. En el amor romántico sobre todo inicia con una emoción. Puede iniciar con una decisión pero es un amor diferente. Es un amor que emana de Dios, es la participación de los seres humanos en la naturaleza divina definida como el amor de Dios. Amense de esta manera, va a haber situaciones difíciles entre ustedes. Pero amense unos a otros como yo los he amado. Porque el amor que tengan unos por otros será la prueba, será lo que nos identifica ante el mundo de que somos discípulos de Jesús. [00:09:13] (56 seconds) #MandamientoDelAmorDivino
Ya no usa la palabra hijos de Dios, dice son discípulos. Ya dejaron esta postura, esta temporada infantil donde buscamos a Dios únicamente por ganancia, por lo que podemos obtener. Y como Dios es bueno siempre nos va a bendecir de alguna u otra manera. Pero el discípulo ya no toma el amor de Dios como una emoción o una decisión sino como un mandamiento, es un mandamiento el que les estoy dando. Amense, lávense los pies Jesús unos a otros, procúrense y en la imperfección de sus vidas entonces ustedes van a mostrar este amor que cubre multitud de faltas. [00:10:09] (44 seconds) #AmorComoMandatoDeDiscípulos
Es como diciendo la verdad ni te soporto ni quiero verte deseo arrancarte la cabeza pero te amo en el amor del Señor ese no es el amor. Es el de hipocresía. Esa es la vanidad de nuestras mentes porque supuestamente al decir esta frase santificamos nuestro odio, nuestro rencor y deseo de venganza. Jesús está diciendo amense como yo los amo, ese amor que te lleva a la cruz para después experimentar la resurrección. [00:11:32] (40 seconds) #AmorQueTrasciendeElOdio
Es imposible que un solo ser humano experimente la plenitud de un Dios. Es imposible, eso no va a suceder. Usted y yo experimentamos este amor de Dios en una medida, pero la plenitud del amor de Dios la experimentamos hoy como seres humanos, como creyentes a través de otros creyentes. Es algo que nos nutre, nos alimenta, nos bendice y cuando nos amamos de esta manera unos a otros, nos lavamos los pies unos a otros, es que experimentamos realmente y participamos de su naturaleza divina. [00:12:47] (42 seconds) #PlenitudDeAmorEnComunidad
Jesús estaba construyendo una atmósfera de gracia y de bondad para sus discípulos. De nuevo como que se repite en un sentido este lavamiento de los pies, pero ya no era agua y toalla, ahora era carbón y peces. Ahora era una comida que Jesús preparó para ellos. Están en medio de la comida cuando Jesús le pregunta a Pedro, rompe este silencio incómodo, esta condenación, las que vengan, lo que vengan, los acuerdos que sentía Pedro y se podía percibir y oler en el aire. Jesús rompe con eso y le pregunta: Simón hijo de Juan ¿Me amas más que estos? Sí Señor, contestó Pedro, tú sabes que te quiero. Entonces alimenta a mis corderos, le dijo Jesús. [00:24:25] (56 seconds) #AtmosferaDeGraciaYRestauracion
Algunos dicen que es por cada vez que lo negó, por cada vez que lo afirma y que Jesús sabiendo que el amor de Pedro era imperfecto lo recibe, lo afirma, lo cubre de bondad. Simón ¿Me quieres? Y a Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez ¿Me quieres? Le contestó Señor tú sabes todo, tú sabes que yo te quiero. Entonces Jesús le dijo alimenta a mis ovejas. [00:25:36] (36 seconds) #AmorImperfeitoAceptado
Antes no podía seguirme, aunque tenías la disposición de morir por mí, no hubiera valido el que te asesinaran junto conmigo. Antes no podías tener la promesa del Espíritu Santo. Pedro, ese amor que me expresaste en su momento, esa intención de ir a la cruz conmigo que no pudiste sostener, ahora sígueme porque ahora mi Espíritu Santo no solamente te impartirá este amor hacia mí sino el poder de la resurrección para que tú puedas amarme y seguirme al grado, Pedro, en que vas a entregar tu vida por mí. [00:27:17] (41 seconds) #EntregaDeVidaConAmor
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