Vivimos en tiempos de crisis, incertidumbre y noticias alarmantes, pero la Palabra de Dios nos recuerda que las aflicciones del presente no se comparan con la gloria venidera que será revelada en nosotros. La creación entera espera con impaciencia la manifestación de los hijos de Dios, un llamado urgente a despertar, levantarnos y vivir bajo el señorío de Cristo. No podemos permitir que las circunstancias, el miedo o la comodidad nos adormezcan; es tiempo de poner nuestras emociones, temores y debilidades bajo la cruz, permitiendo que el Espíritu Santo nos guíe y nos perfeccione cada día.
El ejemplo del apóstol Pablo nos inspira a abrazar la misión de predicar el evangelio como lo más digno que podemos hacer en esta tierra. Pablo no consideró su vida de mucho valor, sino que su mayor anhelo era terminar con gozo la carrera y el ministerio que el Señor le encomendó. Así también, cada uno de nosotros está llamado a manifestar el amor de Dios, a interceder por las naciones, a orar y a actuar, no solo dentro de las paredes de la iglesia, sino en cada espacio de nuestra vida cotidiana.
La iglesia no puede caer en la pereza espiritual ni en la indiferencia. Hay un poder y una fuerza en el cuerpo de Cristo que muchas veces no dimensionamos por falta de acción. La manifestación que el mundo espera no es de figuras públicas o grandes eventos, sino de creyentes comunes y corrientes que se levantan, oran, predican y sirven con pasión y entrega. Cada uno puede y debe ser parte de este avivamiento, llevando el evangelio a cada rincón, ayudando a los necesitados y sembrando en la obra de Dios.
No se trata solo de esperar la venida del Señor, sino de ser fieles y productivos hasta que Él venga, cumpliendo con las buenas obras que preparó de antemano para nosotros. Es tiempo de dejar atrás resentimientos, pleitos y distracciones, y enfocarnos en lo que tiene valor eterno: dar a conocer a Jesucristo y vivir para su gloria. La creación gime, el mundo necesita esperanza, y nosotros somos los llamados a manifestar la vida y el poder de Dios en medio de la oscuridad.
Key Takeaways
- 1. La gloria venidera supera cualquier aflicción presente: Las tribulaciones que enfrentamos, ya sean personales, familiares o globales, no tienen comparación con la gloria que Dios ha prometido revelar en nosotros. Esta esperanza nos permite vivir con fe y perseverancia, sin dejarnos dominar por el temor o la desesperanza. Mantener la mirada en Jesús nos sostiene en medio de la tempestad y nos da propósito en tiempos difíciles. [12:21]
- 2. La creación espera la manifestación activa de los hijos de Dios: No basta con ser creyentes pasivos; la creación entera aguarda con impaciencia que los hijos de Dios se levanten y se manifiesten. Esto implica acción, presencia y testimonio en todos los ámbitos de la vida, desde la oración intercesora hasta el servicio y la predicación. Nuestra manifestación es espiritual y práctica, y el mundo necesita ver a Cristo reflejado en nosotros. [14:57]
- 3. El llamado a la perseverancia y productividad hasta el regreso de Cristo: No debemos caer en la tentación de abandonar nuestras responsabilidades espirituales, familiares o laborales por pensar que el fin está cerca. Dios nos llama a ser fieles y productivos hasta el último momento, cumpliendo con las buenas obras que Él preparó para nosotros. Robar tiempo o dejar de servir antes de tiempo es deshonrar la misión que se nos ha encomendado. [11:03]
- 4. La dignidad suprema de predicar el evangelio: Entre todas las cosas que podemos hacer en la vida, nada es más digno ni tiene mayor valor eterno que compartir el evangelio de Jesucristo. No todos podrán ser grandes líderes, empresarios o servidores públicos, pero todos podemos testificar de Cristo y llevar esperanza a otros. La omisión de este llamado es una falta grave, pues el mundo necesita urgentemente escuchar el mensaje de salvación. [43:43]
- 5. El avivamiento es para todos los creyentes, no solo para unos pocos: El tiempo de los grandes nombres y eventos masivos ha pasado; ahora es el tiempo del sacerdocio de cada creyente. Dios quiere usar a cada uno en su entorno cotidiano, en la casa, el trabajo, la calle, para orar, sanar, predicar y manifestar su gloria. El verdadero avivamiento sucede cuando cada hijo de Dios se activa y responde al llamado, llevando la presencia de Cristo a donde más se necesita. [55:40]
Youtube Chapters
- [00:00] - Welcome
- [00:35] - Lectura de Romanos 8:18-23
- [01:59] - El llamado a despertar y levantarse
- [03:16] - Crisis en el mundo y la perspectiva divina
- [05:12] - La necesidad de sanidad y libertad en Cristo
- [07:12] - El ejemplo de pasión de Pablo
- [09:04] - La inminencia de la venida de Cristo y nuestro trabajo
- [11:42] - La gloria venidera frente a las aflicciones presentes
- [13:38] - La creación espera la manifestación de los hijos de Dios
- [16:16] - Llamado a la oración e intercesión
- [19:43] - Nuestra manifestación es espiritual
- [21:44] - Rompiendo la pereza espiritual
- [24:17] - Recursos y misión de la iglesia
- [32:43] - El testimonio y legado de Pablo
- [39:42] - El valor eterno de predicar el evangelio
- [44:59] - Dejar atrás resentimientos y enfocarse en lo eterno
- [51:45] - La importancia de la comunión y la iglesia
- [54:19] - El avivamiento del sacerdocio de todos los creyentes
- [56:59] - Cumplir el ministerio con gozo